El próximo octubre se celebran elecciones federales en Canadá, donde el carismático primer ministro Justin Trudeau se enfrenta a un escenario en donde algunos analistas, por increíble que parezca, le ven riesgo a su reelección.
Las razones por las cuales podría perder la reelección es consecuencia de escándalos y problemas de comunicación de su gobierno, pero principalmente por el manejo que le ha dado al cuidado del medioambiente, en momentos donde este tema se ha colocado en los primeros lugares de atención en países desarrollados.
Los últimos sondeos colocan a los conservadores como favoritos, con un 38% seguidos del Partido Liberal de Trudeau con un 25%. Esta caída de su apoyo electoral es muy grande, sobre todo si consideramos que al final de su primer año de gobierno, llegó a tener el 64% de aceptación de la población, misma que actualmente está entre el 30 y el 40%.
Resulta interesante ver como sus niveles de popularidad no lograron mantenerse, ante el claro y natural desgaste de la acción de gobierno. Aún así, tiene el espacio de oportunidad de poder jugar una carta que le puede redituar votos en las urnas: el cuidado medioambiental. Si logra construir un discurso que refleje un mayor compromiso medioambiental, transmitiría un mensaje no sólo para sus electores, sino de carácter global que le permitiría recuperar foro en el concierto mundial.
Por eso, que el primer ministro canadiense comience a presentarse como un férreo defensor de las causas verdes, no debe de sorprendernos, y si servir de ejemplo de la importancia que tiene para los gobernantes no alejarse de los temas prioritarios de la ciudanía, que finalmente son los que deben prevalecer en la conformación y acción de un gobierno, ¿no cree usted?