Política

AMLO, el evangelista

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  • Horacio Salazar

Nunca quedó más claro que ayer que el presidente Andrés Manuel López Obrador no habla desde una tribuna, sino desde un púlpito.

Convertido en un auténtico evangelista, nos soltó una paráfrasis de las bienaventuranzas.

A falta de mañanera, pudimos leer en su cuenta de Twitter: "Dicen que no es de su autoría, que ni siquiera es sermón, que si acaso es la suma -inconexa y heterogénea- de sentencias orales expuestas a lo largo de la historia cívica y religiosa. Alegan que fue estructurado por sus seguidores para aleccionar y conseguir feligreses.

"Pero qué bello es parafrasearlo -continuó en un segundo tuit-: bienaventurados los pobres, los humildes, los que lloran, los que padecen de persecución, los que tienen hambre y sed de justicia, y los de buen corazón".

Aunque también San Lucas tiene su versión, la más conocida es la de San Mateo, que declara bienaventurados, en palabras de Cristo (5: 3-12), a: los pobres en espíritu, a los que lloran, a los humildes, a los que tienen hambre y sed de justicia, a los misericordiosos, a los de corazón limpio y a los perseguidos.

Más allá de que el texto tiene más el estilo de su esposa que el suyo propio, más allá de lo extraño que suena que el Presidente de un país laico, y que además se dice juarista, nos salga con estos sermones más propios de un predicador que de un político, las palabras de López Obrador parecen encaminada al mismo objetivo, de "aleccionar y conseguir feligreses".

En un comentario a propósito de la intención de dar a las iglesias espacios en la radio, según esto para que ayuden a enderezar la rama torcida de la juventud mexicana, mi compañera Roberta Garza se preguntaba con ironía si la medida aplicaba a otras iglesias además de la suya.

Seamos positivos, que los días están para al menos reflexionar. Digamos que evangelizar se valga un poco en este país de tanto católico de membrete y aceptemos las palabras del mandatario como una expresión genuina de sus buenas intenciones.

En el mismo marco de piedad, habrá que decirle a López Obrador no solo la frase de Bernardo de Claraval ("El infierno está lleno de buenas voluntades o deseos"), sino también el severo imperativo del octavo mandamiento.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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