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“El error es solo mío”: Merkel

  • De Tácticas y Estrategias
  • “El error es solo mío”: Merkel
  • Horacio Besson

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Ha sido una época dura para Angela Merkel. No solo por gobernar en tiempos de la pandemia: el virus ha sido un duro golpe para los ánimos de los mandatarios al ver cómo la muerte se instala en sus países y cómo se hacen trizas sus planes de bonanza económica y bienestar social.

Así lo ha asumido, pero 2021 se avizora como el gemelo del annus horribilis sin darle un respiro a la mandataria alemana para cerrar su ciclo, el fin de la Era Merkel por todo lo alto.

Angela Dorothea Kasner —mejor conocida como Merkel, apellido de su primer marido— se convirtió en canciller el 22 de noviembre de 2005 con el enorme reto de cicatrizar y sanar a su país tras la reunificación de una Alemania rica y capitalista (RFA) y una pobre y ex comunista (RDA, de donde ella provenía), además de superar el legado y la sombra de Helmut Kohl y Gerhard Schröder.

Y lo hizo, al punto que ante la zozobra de liderazgos mundiales, cuando el mundo iba a la deriva ante la incertidumbre económica y la amenaza del terrorismo islámico y del extremismo de la ultraderecha —en un tablero donde lo mismo aparecían Bush, Putin, Orban y Erdogan— su presencia fue “el ancla y el faro” para la estabilidad europea y mundial.

Cuatro mandatos, 16 años en el poder, en un subibaja de popularidad que la ha llevado a convertirse en malabarista para pactar en el Bundestag su permanencia en la Cancillería, a ser llamada “Mutti (mamá) Merkel” y a ser odiada por miles de griegos, en el marco del grexit, como por los ultranacionalistas por recibir a cientos de miles de refugiados de Siria.

Pero ahí está, gobernando en un periodo histórico por la pandemia y en un panorama no muy alentador para su partido de cara a las elecciones parlamentarias del 26 de septiembre, donde ella ya no se presentará para renovar su mandato.

La Unión Cristianodemócrata está perdiendo. Primero, en las recientes elecciones en los länder Baden-Württemberg y Renania-Palatinado y ahora en los sondeos rumbo a los comicios federales que están beneficiando a socialdemócratas, verdes y liberales.

En ese marco, Merkel advirtió ayer sobre la posibilidad de una nueva ola de coronavirus, la tercera, ante el repunte de casos. Por ello, había anunciado medidas restrictivas para el movimiento público y la apertura de comercios durante la Semana Santa y así atajar al covid-19.

Pero lo que no tenía contemplado fue el hartazgo de buena parte de los alemanes ante los confinamientos, vedas a su libertad de movimiento y a los golpes a la economía debido a las medidas de confinamiento. Y eso pesa, y mucho, en pleno año electoral.

Y en una acción que pocos, muy pocos gobernantes se atreven, rectificó y anuló las medidas restrictivas. No solo eso. Pidió disculpas públicas y en un juego de gran riesgo, lo llamó “error”.

No cualquier “error”. No del gobierno o de la sociedad. No. Merkel, con su bagaje y colmillo políticos hizo lo que los gobernantes no deben hacer (supuestamente): "Fue un error y el error fue solo mío”.

Mea culpa en su despedida como gobernante. Tras eso, a seguir; tan campante. Merkel: 16 años en el poder.


Horacio Besson

@hbessonphoto


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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