Política

El acoso o el beso de Atenea y Victoria

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  • Héctor Zamarrón

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Palas Atenea besa en la boca a la Victoria alada. Ambas tienen los ojos entrecerrados y llevan el pañuelo verde —símbolo de la lucha por el derecho a decidir— mientras que la segunda se inclina con delicadeza hacia la diosa de la sabiduría, con un brazo la rodea y con el otro empuña una bomba molotov.

Atenea es una diosa, por supuesto, pero también el símbolo de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM; la Victoria alada es el principal símbolo de Ciudad de México. Ese beso era una forma de reivindicar los discursos feministas y la lucha por los derechos de la comunidad LGBT, pero ese mural incomodó a alguien en esa escuela que mandó borrarlo.

Fue la chispa que faltaba para detonar una protesta que se convirtió en un paro desde el 4 de noviembre, lleva ya dos semanas y quizá se extienda más. Las estudiantes, trabajadoras y algunas maestras traían denuncias acumuladas por casos de acoso mal atendidos o de plano ignorados por las autoridades escolares.

¿Por qué en el año del me too no hemos aprendido a leer las señales que las mujeres nos están gritando con sus protestas? Casos que debieron ser resueltos con mayor diligencia y voluntad se fueron acumulando no solo en Filosofía y Letras, sino en muchas otras escuelas.

De forma paralela, las estudiantes de la Facultad de Estudios Superiores de Cuautitlán realizaron un tendedero del acoso desde el 23 de octubre, hace casi un mes, donde colgaron y expusieron casos de víctimas de acoso dentro de esa escuela, donde los principales acosadores son los profesores. El jueves 14 todo eso confluyó en una marcha pacífica hasta la Rectoría, donde exhibieron muchos más casos.

¿Y qué hicieron las autoridades universitarias tras la manifestación? Presentar denuncias penales por los daños materiales y alabar a los estudiantes que devolvieron los libros robados a la librería. El acoso puede esperar.

En los medios masivos de comunicación ocurre lo mismo, el ataque violento oscureció la causa principal. Así pasa, solo hasta que las protestas llegaron al Ángel de la Independencia voltearon muchos a ver los casos de violencia hacia las mujeres.

En la UNAM, la dirección de la Facultad de Filosofía y Letras reconoció “errores en la atención de los problemas de violencia de género”, además de ofrecer “disculpas” y comprometerse “a reforzar las acciones y a escuchar las demandas y propuestas de la comunidad”. También removieron a la titular de la Unidad de Atención a la Violencia de Género. Lástima que esas ofertas llegaron tarde.

Las estudiantes rechazan el diálogo y exigen una disculpa pública por haber borrado el mural de Atenea y la Victoria alada, un acto de lesbofobia, e insisten en sus demandas: destitución de los profesores culpables de acoso sexual, atención a las denuncias presentadas por alumnas de la institución e instaurar una unidad de atención en función a casos de acoso sexual dentro de la facultad.

Pero los casos van más allá de esa escuela, es un tema nacional que no suena tan fuerte como debiera, en parte porque estamos en un mundo de hombres hecho para hombres, donde se normaliza el acoso y se justifica la violencia contra las mujeres. Es hora de terminar con ello y de apoyar a quienes comenzaron la lucha para ponerle un alto. 

hector_zamarron@milenio.com

@hzamarron


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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