A lo largo de los años, el gobierno estatal y municipal de Manzanillo, Colima, han venido abandonando a la población de ese municipio y el lado turístico del mismo. Fernando Moreno Peña fue el último gobernador de ese vecino estado que tuvo la adecuada visión de contemplar las dos vocaciones naturales, promoviendo no solo el vocacionamiento del puerto como el importante del turismo, sin olvidar a la población local.
Todavía recordamos la gran derrama económica que se generaba por el turismo que frecuentaba Las Hadas, los millonarios que tenían sus residencias vacacionales en el fraccionamiento La Punta y la gran mayoría de canadienses que pasaban varios meses en Vida del Mar y Club Santiago.
El gobernador Fernando Moreno Peña tuvo la gran visión de solicitar a la federación el abandonado muelle para crear una terminal de cruceros y un centro comercial por donde los turistas que bajarán al puerto pasarán por sus tiendas con la enorme derrama económica inherente; el área de La Boquita recuperando los terrenos que ya habían sido expropiados para tal fin, donde se pretendían construir torres de departamentos de lujo, una gran Marina turística, casas y departamentos conservando a los ramaderos de esa zona en un mercado de comida de nivel internacional, en la curva de Maeva existiría un gran desarrollo turístico, Cascadas de Manzanillo, contando hasta con entrada del mar, propiedad de varios grupos de inversionistas que pelearon tanto que nunca lograron hacer el desarrollo, no obstante contar con apoyo del gobierno del estado
En el mismo caso un inversionista de Jalisco al que se recomendó simplemente cambiar de abogado, el cual solo amenazaba con demandar al gobierno, porque en el terreno de su cliente había muchos ramaderos, decido conservar al letrado porque le prometía que los lanzaría rápido y después de muchos años, solo está más invadido que antes y con pocas probabilidades de recuperarlo. Como estos se planeaban muchos proyectos más en todo el Estado, no obstante que en la segunda mitad de sexenio estatal llegó al gobierno federal Fox quien a pesar de que no era afín a Moreno Peña, este logró un gran apoyo para todos estos proyectos.
A la muerte de Gustavo, sucesor de Fernando, que recibió el estado más seguro de la República se enterraron todos esos proyectos y los gobernadores que tomaron el cargo a lo largo del tiempo hasta la actual gubernatura abandonaron abiertamente el lado turístico de Manzanillo provocando pérdidas millonarias a todos los inversionistas, incluso un gobernador vendió los terrenos más valiosos de La Boquita pero ni el inversionista o prestanombres que los compró ha podido desarrollarlos al no contar con el apoyo del gobierno del estado. El precio de las unidades vacacionales se encuentra muy por debajo de su valor de mercado y el turismo internacional abandonó la plaza hace ya muchos años, situación que se agravó más con la utilización de combustóleo en la planta termoeléctrica de la CFE, y ya no digamos la gran inseguridad que reina en el Estado. En realidad, los únicos perjudicados son los pobladores de Manzanillo, pero el puerto también ya está colapsado completamente, tráileres atorados, la aduana operada por la Marina totalmente ineficiente y lo van a ampliar hasta Cuyutlán, pero la gobernadora morenista no apoya y menos resuelve.