Cada 10 de mayo las madres acaparamos los reflectores. Y no es para menos: nuestra labor incansable, el estar al pendiente de todo, partiéndonos “el lomo” en el trabajo y llegar a casa a estar siempre al tanto de los niños 24 x 7 es digno de que nos construyan un monumento. Reconozco que no hay ramo de flores, regalo y mañanitas con mariachis que paguen nuestro amor incondicional. Pero… ¿y los papás?
El día del padre, siempre se ha sentido un poco desinflado. Es como si el 10 de mayo fuera el festejo “de patente” y el del tercer domingo de junio el “similar”. Día que, para empezar, hay veces que ni siquiera tenemos claro cuándo es. El 10 de mayo siempre será el 10 de mayo. Pero para el padre, eso de ser en cierto domingo de junio provoca que muchas veces ni siquiera se tenga claro cuándo cae. Y escuchas a gente preguntando “¿es ya este domingo? ¿Cuándo será el día del padre este año?”… que en una de esas ni te enteras.
Y para colmo, ¡salimos nosotras -las madres- a robar los reflectores también el día del padre! Y entonces escuchas cosas como “felicito a las madres que también son padres”. Me pregunto si el 10 de mayo alguien dice “felicito a los padres que también son madres”, pues de que hay casos así, también los hay. Incluso en algunos lugares -como en el centro de Toluca- se exhibieron en tendederos los nombres de “padres irresponsables” que no pagan la pensión alimenticia de sus hijos. Y los memes con su gran ingenio no se hicieron esperar, resaltando las diferencias entre lo que representa el festejo a uno y al otro. Ni hablar, lo hicimos de nuevo… les quitamos el papel protagónico.
Y sé que ese papel nos lo hemos ganado a pulso con sudor y lágrimas. Que no existe en el mundo amor más puro y desinteresado que el de una madre. Pero también debemos reconocer que así como hay hombres que nunca debieron ser padres, también hay mujeres que están muy lejos del concepto que tenemos sobre la maternidad; sin embargo nunca he visto un tendedero con nombres de madres que abandonaron a sus hijos.
Y no quiero parecer insensible con ese movimiento feminista que busca alzar la voz por todas aquellas que han sido pisoteadas, pero sí me gustaría que se reconociera como se merecen a aquellos hombres que están muy por encima de ser simples proveedores. Aquellos papás que predican con el ejemplo, guiando a sus hijos con mano firme pero cariñosa. Los que se levantan en la noche a atender al niño enfermo, se tiran al piso a jugar con ellos aunque lleguen cansados del trabajo y les brindan su amor y consejos.
Quizás mi sentir se debe a que en mi vida he tenido la fortuna de estar rodeada de hombres maravillosos; y también porque considero que todo hogar debería estar sustentado en dos pilares, el padre y la madre, ya que ambos son igual de importantes para el desarrollo armónico y sano de los hijos.
Así que para aquellos que portan con orgullo el distinguido título de “Papá”, mi reconocimiento y admiración. O a ti ¿qué te dice el espejo?
Gina Serrano
