El diccionario avisa que una forma post-verbal alude al sustantivo que procede de la matriz de un infinitivo. Y arroja luz con el ejemplo que aporto: de llamar surge el post-verbal llamada. La operación inversa entrañaría un verbo que surge a partir de un sustantivo como, por ejemplo, de cisma nace la voz cismar, infrecuente en nuestros pagos.
Y es curioso que la palabra chisme tenga como étimo la voz griega schisma/cisma porque, como dicen Corominas y Moliner, los chismes causan discordia, dividen, enemistan y, en síntesis, enfrentan de mal modo a los implicados.
Aquí recuerdo el aforismo latino: la verdad engendra odio. Aunque, con el matiz de la precaución, debo decir que los analistas de la palabra chisme no se ponen de acuerdo en dos cuestiones: si se trata de bulos o rumores revestidos de falsedad o si, en rigor, el chisme es algo cierto pero inquinoso, esto es, que procura la inquina (antipatía que provoca en una persona hostilidad hacia otra).
Corominas, por ejemplo, dice que es prejuicio etimológico el de Covarrubias cuando asevera que todo chisme es malintencionado y cuando aduce, además, que el chisme/cisma se dice en voz baja y va directo a la oreja del receptor/oyente con el propósito de incordiar.
En España, por ejemplo, se usa con mayor frecuencia cotillear que chismear.
El cotilla (persona que procura enterarse de las cosas privadas de otros y las cuenta indiscretamente, Moliner dixt) es identificado como sinónimo de alcahuete -con el matiz sexual que alienta- y/o chismoso. Al soplón también se le llama chivato, acusica o acusón. El chismoso "dice a hurtadillas y sin razón entera la chisme a la oreja, que parece llegó tan solo a soplarla".
Llama la atención que Covarrubias dice chisme en femenino.
Como cuando en Oaxaca dicen el costumbre con un significado diverso al de nuestra rutina verbal. Y en fin..., hay una palabra palindrómica que funge como sinónimo de soplar y es el verbo rajar: hablar mal de alguien, criticar, murmurar.
A los chismosos o cizañeros les llama Covarrubias ministros de Satanás y, por ello, los sembradores de discordia a través de chismes o maledicencia caben en la novena fosa del octavo círculo del infierno del Dante: Allí tocará Sara cotilla.
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