Gilga propone una idea definitiva: que Jesús Murillo, Tomás Zerón, desde luego el ex presidente Peña (sin novia) y el mismísimo general Cienfuegos sean aprehendidos y llevados a la prisión del Altiplano. Nosotros no somos iguales
Gil siguió con atención las interpretaciones periodísticas más recientes de los trágicos acontecimientos de Ayotzinapa. Un lío: que si el celular perdido, que si el ejército ocultó la información, que si unas finísimas personas fueron torturadas, que si maltrataron a ciudadanos impecables, que si la manga del muerto. Así las casas (muletilla patrocinada por Bartlett Chu-chu), Gilga propone una idea definitiva: que el ex procurador Jesús Murillo, Tomás Zerón, ex secretario Técnico del Consejo de Seguridad Nacional, desde luego el ex presidente Peña (sin novia) y el mismísimo general Cienfuegos (así es la vida, general), que todos ellos sean aprehendidos y llevados a la prisión del Altiplano. Nosotros no somos iguales.
Y por supuesto y en contraparte, que el Gil, el Cepillo, el Pajarraco y la preciosa pareja Abarca retomen su libertad y algo más, que tomen posesión de la Policía Municipal y Federal (si ya de por sí), ellos sí saben como hacerlo. Ya en serio, que se corrija la enorme injusticia que se ha cometido con la preciosa pareja Abarca y se les reintegre, ya purificados, a Morena.
Y no vayan a venir con que las arañas, que no te la prolongues. Unos adentro y otros afuera y todos contentos y felices con el cumplimiento de la ley. ¿Cómo la ven? Sin albur. Gil posee documentos importantes, testimonios de entrevistas. Oiga, lean: yo qué, señor, yo arrullaba a mi nieto el día de la desgracia y jugábamos pon ponta ta. Y ahora resulta que hice un daño muy feo y que un basurero y unas llantas. Señor: yo no sé nada de nada. Yo soy Gil y soy inocente (el otro Gil, el de allá, de Guerreros Unidos). Además me ofrecieron cuatro millones de pesos por la mentira, la maldita mentira, pero yo tengo devoción por la verdad.
¿Les gusta la idea de Gamés? Vamos ya con esto, caramba, y acabamos con este penoso asunto. Y luego nos vamos a comer todos al Hunan, lugar en el que usted sabe no se come mal, y listo, hacemos una mesa de amigos verdaderos. Gil insiste, nosotros no somos iguales.
Contra las universidades
El Presidente estaba como agua para chocolate y llamó a los sindicatos, a las autoridades universitarias para regresar a las clases presenciales. Gil lo leyó en su periódico MILENIO en una nota de Gaspar Vela y Fanny Miranda: “el mandatario dijo que es muy cómodo para los docentes recibir un sueldo sin correr un riesgo y condenó que haya instituciones de educación superior controladas por lo que tildó de mafias, caciques y líderes charros”.
Chirriones. Gil no había oído ni leído un ataque así de un presidente contra las universidades públicas. Nunca. Leyó usted bien: nun-ca. O bueno sí, pero en esta ocasión no lo mandará Gamés a la imprenta. Cobrar sin correr riesgos: que los profesores y las profesoras no sean cobardes y se inmolen. Dios de bondad. Oigan y lean: “porque se dan casos en donde hay mafias –no encontré otra palabra– que dominan en las universidades públicas. Así como existen los líderes charros, ya cada vez menos en los sindicatos, así también existen caciques que dominan en las universidades. Ellos ponen a los rectores, es lo más antodemocrático que puede haber y manejan el presupuesto a sus anchas en forma discrecional (…) en la UNAM lamentablemente sucede y en todos lados, pero no podemos meternos”.
Gil recuerda que había un concepto desprendido de luchas y debates: “autonomía universitaria”, dos palabras que al Presidente le revientan: “no podemos meternos”. No le gustan las autonomías y no aprecia el conocimiento. Con la pena.
Gabinete de curiosidades
Decoro: cada sociedad tiene sus normas de conducta moral, sus esquemas, sus valores y sus códigos de convenciones artísticas y literarias. El decoro, concepto que tiene su origen en la literatura grecolatina, consiste en el respeto o acatamiento a esas convenciones al crear una obra literaria. Según Aristóteles, el decoro exige que en una obra de teatro los comportamientos del personaje sean normalmente correctos, que se evite mostrar la realidad en sus aspectos más vulgares.
(Demetrio Estébanez Calderón: Diccionario de términos literarios. Alianza Editorial. 1996).
Gil Gamés
gil.games@milenio.com