Sin novedad en el frente priista: su dirigencia es impresentable. Los hermanos Moreira se dan hasta con la cubeta y Alito, como llaman a Alejandro Moreno, dirigente nacional del PRI ha sido exhibido por una mujer inenarrable, la gobernadora de Campeche, Layda Sansores. La gobernadora ha militado en el PRI, en el PRD, en Convergencia, en Movimiento Ciudadano y en el PT, antes de su fulgurante aparición en Morena.
En un programa de radio del gobierno de Campeche, “Martes del Jaguar”, se oyó la voz de Alejandro Moreno: “Nada más te voy a dar un dato. A los periodistas no hay que matarlos a balazos, papá, hay que matarlos de hambre, ya te lo dije”. Gran respeto por los periodistas. Y pásenle el maletín al dirigente nacional del PRI porque trae para dar y repartir. Además de reconocer el trabajo de los periodistas, Hálito, o como se llame, demostró ser un político refinado y de buenas maneras: “yo siempre lo he dicho, el hijoeputa que se pase de verga, ¡una verguiza!, ¡Verguiza salvaje!”. A Gilga se le cayó el monóculo un par de veces, qué educado y qué visión del mundo la de Hálito. Por su parte Layda Sansores dijo que le parecían “terribles y dolorosos” los dichos de Alejandro Moreno. Mju.
Gamés cerró los ojos y se preguntó: ¿con estos personajes se construye la oposición? Gil ya lo sabe: el que no quiera ver noches que no salga con fantasmas, o como se diga. ¿Pues en qué piqueras recogen los priistas a sus dirigentes? Dicen los miembros del consejo nacional: por favor salgan a buscar a nuestro dirigente en las mazmorras de la política, en el fango de las alcantarillas. El poder los volvió ciegos y ahora son ciegos sin poder. Hicieron dirigente a este sujeto; se encandilaron con un candidato, el ciudadano Meade, un funcionario que dicen que era una bala, pero resultó una cataplasma como candidato. Se plegaron a todas las trampas de Peña Nieto con los resultados conocidos. Por cierto, ¿dónde anda Peña Nieto? Habría que preguntarle a su principal protector, el presidente Liópez Obrador. ¿Cómo la ve, Alito? Dicho esto sin la menor intención de un albur, nomás faltaba lo que quedaba.
El partido vacío
Gil miró a lontananza (gran palabra), un gesto que le gusta imponerse a Gamés cada día al menos tres veces, como si fuera antibiótico, y caviló: de los cuatro gobernadores que le quedan, perderá dos por paliza: Hidalgo y Oaxaca. Y el año que viene podrían dormir a la intemperie si pierden Coahuila y el Estado de México, la madre de todas las elecciones de la República después de la presidencial. Ahora mal sin bien, los priistas han migrado, una parte del partido se acomodó en Morena y otra más pequeña en Movimiento Ciudadano.
En una exageración imperdonable en Gamés, éste volvió a mirar a lontananza: ¿con estas telas raídas van a presentar un candidato en 2024? Un partido en jirones dirigido por un rufián derrotado; un partido subido al ladrillo de la soberbia; un partidito que perderá el registro perredista y un partido en forma, el PAN, en cuyo interior se oyen los puñetazos y los insultos. Mientras, Morena tendrá más de veinte gobernadores en el país, toda la trapacería que usa y usó el PRI para mover la maquinaría electoral y un Presidente que nunca ha aceptado un resultado que no le sea favorable. Como ir perdiendo 4 goles a 1 en el minuto treinta del segundo tiempo. Qué profundidad la de Gilga. Sí, Gil ya sabe que en política nada es lo que parece y lo que parece perece.
La defensa
Alejandro Moreno se defendió con la tapa de un bote de basura como escudo de la verdad. El líder dice que a través de Layda Sansores Morena ha iniciado una campaña de desprestigio en su contra al publicar audios obtenidos de grabaciones de forma ilegal y las cuales han sido editadas. Moreno tiene razón, el espionaje es ilegal. ¿Qué tal si no las hubieran editado? Gilga jura y perjura que el audio nos mostraría algunos de los conceptos que le viene manejando Alito. Y se le olvidaba a Gilga, Alito se ve en sueños como candidato de la oposición. No se rían. Lenguaje florido lo tiene. A Gilga le gusta ser analista político y ofrecer profundidades: está el lodo como para el marrano.
Todo es muy raro, caracho, como diría Platón: “Los espíritus vulgares no tienen destino”.
Gil s’en va
Gil Gamés
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