Política

La industria del sofá. Memorias del coronavirus/ LXXXV

Escuchar audio
00:00 / 00:00
audio-waveform
volumen-full volumen-medium volumen-low volumen-mute
Escuchar audio
00:00 / 00:00

Jueves 30 de julio. 6:50 am. Oscuridad al amanecer. Gil caminó sobre la duela de cedro blanco y ante las adversidades nacionales repasó una vez más Cuentos sin plumas de Woody Allen. Gamés repasó sus subrayados y acopió una muestra de ese paradero en el cual el desmadre y el ingenio se reúnen. Lean:

***

Creo que mi consunción empeora, y también mi asma. El jadeo va y viene, y siento vahídos cada vez más frecuentes. Me poseen ahogos y desmayos violentos. Mi habitación está húmeda y sufro escalofríos y palpitaciones continuamente. Observo, también, que me he quedado con sin kleenex. ¿Acabará esto alguna vez?

***

Idea para un cuento: Un hombre despierta y descubre que su loro ha sido nombrado subsecretario de agricultura. Los celos lo consumen y se pega un tiro, pero desgraciadamente la pistola es de ésas de las que sale una banderita que dice “Bang”. La banderita le saca un ojo pero sobrevive..., un ser humano redimido que, por primera vez, disfruta de los placeres elementales de la vida, tales como labrar la tierra o sentarse sobre una manga de riego.

***

Pensamiento: ¿por qué mata el hombre? Mata por comida. Y no sólo por comida: con frecuencia debe ser por bebida.

***

Una vez más he intentado suicidarme, esta vez mojándome la nariz para meterla en el enchufe de la luz. Desgraciadamente, se produjo un corto circuito y sólo conseguí que explotara el refrigerador. Obsesionado siempre con la idea de la muerte, cavilo sin cesar. Sigo preguntándome si existe vida más allá de la muerte, y si la hay, ¿le cambiarán a uno un billete de veinte?

***

No hay duda de que existe un mundo invisible. El problema es: ¿Queda muy lejos del centro? ¿Y hasta que hora está abierto? Continuamente se producen fenómenos inexplicables. Un hombre ve espíritus. Otro escucha voces. Un tercero se despierta y aparece corriendo en el Madison Square Garden. ¿Quién de nosotros no ha sentido alguna vez el contacto de una mano glacial en la nuca cuando estábamos solos en casa? (Yo no, a Dios gracias, pero los hay que sí.) ¿Qué hay detrás de estas experiencias? ¿O delante de ellas? ¿Es cierto que hay hombres capaces de ver el futuro o de comunicarse con espíritus? ¿Y puede uno ducharse después de la muerte?

***

Practicar la abominación va en contra de la ley, particularmente si la abominación se practica mientras se come langosta.

***

El león y la gacela yacerán juntos, pero la gacela no dormirá muy bien.

***

Aquel que no perezca por la espada o por el hambre, perecerá por la peste. Entonces, ¿para qué afeitarse?

***

Los malvados de corazón probablemente sabrán algo.

***

¡Señor, Señor! ¿Qué has estado haciendo tú últimamente?

*

**

Es imposible vivir la propia muerte con objetividad y, además, cantar una canción.

***

El universo no es más que una idea transitoria en la mente de Dios. Es un hermoso pensamiento, aunque bastante incómodo, sobre todo si acabas de pagar el anticipo de una casa.

***

¡Ojalá viviera Dionisio! ¿Dónde comería?

***

Llegué y encontré a Helmholtz podando unos arbustos. Habló mucho de la belleza de las flores, a las que ama “porque no se pasan la vida pidiendo dinero prestado”. Hablamos sobre el psicoanálisis contemporáneo, al que Helmholtz considera un mito mantenido con vida por la industria del sofá.

–¡Estos analistas modernos! ¡Cobran fortunas! En mis tiempos, por cinco marcos, el mismo Freud te trataba. Por diez marcos, te trataba y te planchaba incluso los pantalones. Por quince marcos, Freud permitía que tú lo trataras a él y eso incluía una invitación a comer. ¡Treinta dólares la hora! ¡Cincuenta dólares la hora! ¡El káiser no ganaba más que 12.25, y porque era el káiser! ¡Y no tenía que ir a trabajar a pie! ¡Y con lo que dura un tratamiento! ¡Dos años! ¡Cinco años! Si uno de nosotros no podía curar a un paciente en seis meses, le devolvíamos el dinero, lo llevábamos a ver una revista musical y le regalábamos un frutero de caoba o un juego de cuchillos de acero inoxidable. Recuerdo que siempre se podía saber con qué pacientes había fracasado Jung porque les regalaba grandes osos de peluche.

Gil s’en va
gil.games@milenio.com

Google news logo
Síguenos en
Gil Gamés
  • Gil Gamés
  • gil.games@milenio.com
  • Entre su obra destacan Me perderé contigo, Esta vez para siempre, Llamadas nocturnas, Paraísos duros de roer, Nos acompañan los muertos, El corazón es un gitano y El cerebro de mi hermano. Escribe bajo el pseudónomo de Gil Gamés de lunes a viernes su columna "Uno hasta el fondo" y todos los viernes su columna "Prácticas indecibles"
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.