Política

¿A dónde va Europa?

Escuchar audio
00:00 / 00:00
audio-waveform
volumen-full volumen-medium volumen-low volumen-mute
Escuchar audio
00:00 / 00:00

Gil cerraba la semana aún envuelto en la barahúnda de los últimos días: los golpes de muerte al INAI, la toma de la tribuna que organizó la oposición, los legisladores de Morena haciendo el papelón más bochornoso que Gamés recuerde en la vida legislativa, luego su presencia en el Palacio Nacional: a sus órdenes jefe, la fotografía inolvidable de familia con Liópez, El Grande. Y luego el atascón de 20 reformas en la vieja casona de Xicoténcatl violando todos los procesos, a razón de una reforma aprobada cada 12 minutos.Y para terminar, la delirante y persecutoria exposición de la doctora Álvarez-Buylla y su demencial explicación del conocimiento neoliberal expuesto en la mañanera. No es poca cosa.

En esa estaba Gil cuando encontró en el portal Le Grand Continent una ventana al mundo, una entrevista con Pascal Lamy (neoliberales, tomen su asiento), ex director general de la Organización Mundial de Comercio, sobre el futuro de la Unión Europea.

***

Existe una sensación de que la recomposición geopolítica a escala mundial está provincializando Europa. Nada de lo que ocurre sobre el terreno, ni siquiera en su dimensión puramente militar y táctica, puede analizarse sin comprender el panorama general: la rivalidad entre China y Estados Unidos que estructura el mundo. Desde esta perspectiva, Putin nos empuja a los brazos de los estadunidenses y nosotros empujamos a Putin a los brazos de los chinos. La cuestión fundamental es la relevancia histórica de la integración europea. Este mundo está bien para Pekín, Moscú e incluso Washington, pero ¿puede satisfacernos a nosotros? La línea de fractura fundamental es entre Occidente y “el resto”. Europa se está disolviendo en Occidente. Su sueño de “autonomía estratégica” se ha acabado, dicen mis amigos estadunidenses. “¿Dónde reside entonces su importancia?”, me preguntan mis amigos chinos.

***

Hay tres razones para creer que la guerra podría reforzar la integración europea. La primera es el momento de unidad, de solidaridad, de reacciones ante la agresión rusa, que sorprendió por su rapidez.Tomemos como ejemplo la adopción de sanciones a pesar de la excepción de la Hungría de Orban. Todos los europeos sintieron algo que los unía: actuar contra la invasión rusa, una atrocidad desde muchos ángulos, incluso en términos de principios. En términos de acogida de refugiados es un ejemplo de solidaridad.   

La segunda razón es que en el plano estratégico, contrariamente a lo que podríamos haber pensado, la disuasión nuclear autoriza y constriñe la guerra convencional. Entonces, un ejército europeo integrado tiene sentido y el paraguas nuclear estadunidense ya no es el alfa y el omega de la defensa europea. 

La última razón es la aceleración del Pacto Verde. Saber si el uso de la energía como arma por parte del régimen de Putin llevaría a los europeos a utilizar más combustibles fósiles a largo plazo quedó zanjada. Ahora se vive un momento de reactivación de la transición energética. El diagnóstico de “ecología de guerra” parece acertado.

***

El Pacto Verde es el gran tema de la integración europea en las próximas décadas, como antes lo fueron el mercado interior y el euro. Es el proyecto, el relato y la realización. Es el eje central, aunque pueda haber inflexiones.

***

La guerra de Putin ha hecho aflorar tres temas sobre los que franceses y alemanes nunca se han puesto de acuerdo: la energía, la defensa y el presupuesto europeo. Nuclear frente a carbón, dependencia estadunidense frente a autonomía estratégica, despilfarradores frente a frugales.

***

La guerra rusa en Ucrania ha separado al mundo y unido a Occidente.Yo veo tres campos: Ucrania y sus partidarios occidentales, Rusia y su alianza con China, cuya naturaleza desconocemos más allá de las palabras y los apretones de manos, y un tercer campo que podría describirse como no alineamiento u oportunismo de intereses bien entendidos. Pero hay muchos países que no se sienten cómodos con este planteamiento porque no tienen el poder para hacerlo.

***

Como todos los viernes, Gil toma la copa con amigos verdaderos. Mientras el mesero se acerca con la charola que soporta el  de Glenfiddich 15, Gamés pondrá a circular la frase de Peter Ustinov por el mantel tan blanco: “La última voz audible antes de la explosion del mundo será la de un experto que diga: ‘Es técnicamente imposible’”.

Gil s’en va


Google news logo
Síguenos en
Gil Gamés
  • Gil Gamés
  • gil.games@milenio.com
  • Entre su obra destacan Me perderé contigo, Esta vez para siempre, Llamadas nocturnas, Paraísos duros de roer, Nos acompañan los muertos, El corazón es un gitano y El cerebro de mi hermano. Escribe bajo el pseudónomo de Gil Gamés de lunes a viernes su columna "Uno hasta el fondo" y todos los viernes su columna "Prácticas indecibles"
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.