De acuerdo con García Arena Javier (2019), polarización política: el fenómeno que debería estar en boca de todos, CaixaBank research, el grado de polarización política de una sociedad es una variable clave que cuantifica hasta qué punto la opinión pública se divide en dos extremos opuestos.
En la jerga de la clase política mexicana a la palabra polarización se le da una connotación negativa.
Desde un punto de vista personal la polarización no es buena ni mala per se, dependiendo de la narrativa que se le dé la palabra puede interpretarse positiva o negativamente; negativamente en el sentido que, si es para poner adjetivos o descalificaciones como “chairos” o “fifís”, no abona a un sano debate público y político ya que se suele caer en sofismas (falsos argumentos que se hacen pasar por verdaderos); la polarización puede resultar positiva porque se visibilizan los problemas que subyacen en una nación, al visualizar un problema lo socializas, si no lo socializas no lo conoces.
La polarización sobre “x” o “y” tema debe tener como objetivo un debate implícito de una posible solución a los problemas a través de argumentos.
La polarización resulta útil en sociedades democráticas ya que da a conocer los problemas que aquejan a una nación, siempre cuando no se caiga en adjetivos descalificativos.
Las grandes transformaciones en el mundo han venido por polarizaciones políticas y sociales, por ejemplo, los derechos consagrados en la Constitución Política de 1917 derivaron de una polarización que hubo en la sociedad mexicana a inicios del siglo pasado en virtud de que había una élite minoritaria, la porfirista, que gozaba de muchos privilegios en detrimento de la mayoría de la población que era pobre.
Las polarizaciones también han llevado a grandes catástrofes, como la Segunda Guerra Mundial.
En la década de 1930 después de una crisis económica a nivel mundial empezaron a surgir movimientos totalitarios en Europa que impulsaron la ideología fascista, en la Alemania Nazi los gobernantes polarizaron a la sociedad a tal grado de realizar pogromos (linchamiento multitudinario hacia un grupo étnico) a la población judía no solo en Alemania, sino en casi todos los países de Europa, sobre todo la parte oriental del viejo continente.
La polarización en política debe realizarse con la finalidad de debatir sobre un determinado tema que necesita ser resuelto, siempre y cuando se discuta, claro está, con altura de miras, lejos de extremismos políticos e ideológicos.
Y usted estimado lector qué piensa ¿la polarización es buena o mala?