Esta historia inicia por el final, estando en su lecho de muerte, en el mes de octubre del año de 1601, en la maravillosa ciudad de Praga, el astrónomo danés, Tycho Brahe, al sentir que su vida llegaba a su fin, le preguntó a sus asistentes; si su vida había sido en vano. Esta angustia que debió haber sentido, fue por causa de que la mayor parte de su tiempo, lo había dedicado a la observación y registró de las estrellas y del movimiento de los cinco planetas conocidos. (Mercurio. Venus, Marte, Júpiter y Saturno). Para lo cual hizo construir los mejores instrumentos astronómicos de su época, (antes del telescopio), y ubicarlos en los observatorios astronómicos que mando construir, el primero situado en la isla de Hven, al que llamo Uraniborg, “Castillo de Urania”, musa de la astronomía. Posteriormente, se construyó el observatorio Stjerneborg “Castillo de las estrellas”. (Ambos destruidos y perdidos para la historia de la ciencia).
El nacimiento de Tycho fue muy singular, digno de una novela dramática, ya que por costumbres de la época de su país, situaciones familiares y un decreto del rey de Dinamarca, cuando Tycho tenía poco más de un año, su tío se lo llevo a Copenhague para hacerse cargo de él. Por recomendación de su madre adoptiva se le dio una formación en el estudio del latín y a los trece años se le envió a la universidad de Copenhague, y fue precisamente en este lugar que tuvo la oportunidad de observar el eclipse de Sol del 21 de agosto de 1560, fenómeno cuya predicción impresiono al joven estudiante, que decidió dedicar parte del tiempo de sus estudios, a la comprensión de las matemáticas y la astronomía.
En el año de 1562 se traslada a la Universidad de Leipzig para continuar con sus estudios, e inicia con sus observaciones astronómicas, es esta universidad se da cuenta de los errores que contenían los datos astronómicos de la época, al observar la conjunción entre los planetas de Júpiter y Saturno del año 1563; posteriormente pasa por las universidades de Witteberg y Rostock, en donde obtiene su título, continuaría con sus viajes llevándole a Basilea y Augsburgo para continuar con sus observaciones y registros astronómicos. El año de 1572 al observar un fenómeno en la constelación de Casiopea, donde había aparecido una estrella que antes no estaba, la cual fue visible durante varios meses incluso de día, y de cuyos registros realizados por Tycho, los publico en un libro titulado, De nova stella, acuñando esta palabra para este tipo de acontecimientos.
Durante décadas Tycho Brahe fue acumulando una gran cantidad de registros del movimiento de los planetas, de la posición de más de mil estrellas y del cometa de 1577, pero entonces parece que ya en su edad madura, se preguntaba, ¿y para que tanto esfuerzo?
La respuesta vendría del joven colaborador que invitaría a trabajar con él en Praga, y no precisamente por la respuesta verbal que le pudiera haber dicho, sino, por la utilización de los registros de toda una vida de Tycho y que gracias a la mente matemática de Johann Kepler le permitió formular sus tres leyes sobre el movimiento de los cuerpos celeste y de esta manera cambio totalmente la forma en que vemos las estrellas.
Gerardo Rizo