Cultura

El paso de los días

El transcurrir del tiempo siempre ha sido una constante en la percepción que el hombre tuvo desde los inicios de la civilización, entendiendo este concepto de acuerdo a las característica mencionadas por el investigador Paul Gendrop, que nos dice que para que un grupo humano se considere civilizado, debe de reunir las siguientes condiciones; conocimiento del movimiento de los astros, el sacerdote dedicado a la comprensión del movimiento de las principales luminarias observables a simple vista desde tiempos remotos, Mercurio, Venus, Marte, Júpiter, Saturno el Sol y la Luna, que les parecía su movimiento independiente a través de los puntos luminosos en el fondo de la oscuridad, esto les permitió deducir una ciclicidad en los fenómenos naturales a los que estaban expuestos, lo que les proporciono los elementos necesarios para la comprensión de las diferentes estaciones y posterior elaboración de un calendario, para pasar de un estado de nómada a sedentario, ya que no tenían que ir tras las migraciones de las grandes manadas para asegurar el alimento y la propia supervivencia del grupo, como consecuencia de la conquista en el campo de la agricultura hace más de doce mil años; lo que les permitió establecerse en un lugar dando origen al urbanismo y la arquitectura conformando una sociedad mucho más compleja de lo que había sido en los 70 mil años atrás cuando se enfrentaron las dos especies de humanos dominantes en el planeta, nuestra especie y el hombre de Neandertal.

En un periodo tan corto de tiempo, en comparación con la edad del hombre sobre la superficie de la Tierra, aproximadamente 2.5 millones de años,  o apenas un suspiro en la edad geológica del planeta, 3,500 millones de años, el de habitar en pequeñas aldeas cercanas a una fuente de agua con alrededor de unos cien miembros, a vivir en megalópolis de varios millones de habitantes.

Las primeras edificaciones, o elementos tallados en materiales naturales para su colocación y posicionamiento siempre han intrigado a los historiadores e investigadores de diferentes disciplinas, los monumentos megalíticos, como el Menhir, consistente en una gran piedra alargada de gran peso tallada y colocada de manera vertical; el Dolmen, que en bretón quiere decir, “mesa grande” ya que consiste de dos o tres grandes piedras y sobre estas otra a manera de cubierta, el deducir porque estos grupos se tomaron la molestia de trabajar estas piedras con las herramientas rudimentaria con que contaban y el tiempo que requería dicho esfuerzo, teniendo un uso poco práctico, pero todavía es más incomprensible, estructuras que les requirió un esfuerzo mucho mayor en organización, material, tiempo y mano de obra, como es el caso del monumento megalítico al norte de Salisbury en Inglaterra, hace más de tres mil años y con un periodo de construcción de varios cientos de años por diferentes generaciones, conocido en la actualidad como Stonehenge, la teoría más aceptada hasta el día de hoy, es que este monumental esfuerzo que les tomó bastante tiempo, fue precisamente con el fin de entender el transcurrir del paso de los días y tratar de tener un calendario, entendido este, como una herramienta que permite llevar la cuenta del paso del tiempo por medio del movimiento de nuestro planeta en su órbita alrededor del Sol.

Gerardo Rizo

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