Se puede diferir en varias cosas con la presidenta Claudia Sheinbaum; sin embargo, creo que nadie cuestionaría la dedicación, la disciplina y la seriedad con las que realiza su trabajo. Tiene reuniones de gabinete desde temprano, todos los días ofrece una conferencia de prensa, trabaja de sol a sol y sale de gira de trabajo los fines de semana. No se distrae de sus tareas y no ha dado pie a ningún tipo de escándalo de tipo personal o familiar.
Lamentablemente, el ejemplo de la Presidenta no cunde entre todos sus colaboradores o sus compañeros de movimiento. Por el contrario, cada vez son más los personajes que parecen empeñados en dar la nota del día. Un pequeño escándalo de uno sustituye rápidamente al del día anterior. Varios de sus compañeros se mueven sin dificultades entre la frivolidad, la indisciplina o la irresponsabilidad.
No le ayuda a la Presidenta tener como diputado de su partido a alguien como Cuauhtémoc Blanco. El ex futbolista, quien ha sido condenado por violencia política de género y acusado de abuso sexual por un familiar suyo, sigue encumbrado en la indisciplina e intenta pasar lista y votar leyes mientras juega pádel.
Tampoco le ayudan a la Dra. Sheinbaum los gobernadores de su partido que minimizaron lo ocurrido con las lluvias e inundaciones de hace dos semanas en distintos lugares del país. Los avisos de Conagua allí estaban. La irresponsabilidad de varios de los gobernadores fue evidente antes y después de la tragedia. A uno de ellos por nada le toca el problema mientras andaba de compras en Nueva York, adonde viajó en un vuelo privado que no ha sido aclarado del todo y que viola las directrices de austeridad que pregona la Presidenta.
No le ayuda a la Presidenta tener como colaborador a Paco Ignacio Taibo II, director general del Fondo de Cultura Económica que, frente a ella, realizó expresiones y comentarios misóginos al referirse a un proyecto cultural a gran escala. Más tarde, en una entrevista radiofónica, fue incapaz de nombrar a una sola escritora mexicana.
Tampoco le ayuda a Claudia que otro miembro destacado del movimiento, el senador Noroña, realice giras en avión privado en una campaña que, paradójicamente, la llamó “a ras de tierra”. El financiamiento de ese viaje, al igual que otros asuntos relacionados con el senador, siguen siendo un misterio. Del viaje a todo lujo a Palestina financiado por un gobierno extranjero ya mejor ni hablar.
No le ayudan a la Presidenta los legisladores, bien conocidos por su frivolidad, que organizaron un bailongo con la Sonora Santanera en la Cámara de Diputados, mientras el país entero lamentaba la tragedia por las inundaciones que dejaron 80 muertos y 18 desaparecidos.
Todo esto, al igual que otras denuncias periodísticas que han aparecido en días recientes, no le ayudan a la Presidenta ni contribuyen a la narrativa del “no somos iguales” del movimiento. La indisciplina, la frivolidad, la irresponsabilidad y las sospechas de corrupción cunden por doquier. Tarde o temprano habrá que empezar a poner orden en la casa. Normalizar estos comportamientos solo puede conducir al desastre. Es cosa de preguntarle al PRI.
