“Pobre del pobre que al cielo no va, lo joden aquí y lo joden allá”
Es poco grata la noticia de que ya no habrá paz ni para los difuntos y sus deudos, que tendrán que pagar renta en un reclusorio sagrado, ya que quedó prohibido permanecer en otro lugar. No queda más que pagar, y en el mejor de los casos, si se trata de la suegra, pedir un crédito forzoso a los supuestamente tristes familiares.
Afortunadamente recibimos la grata noticia de que los reclusorios y cárceles serán convertidas en hoteles, pero en Holanda, y la sorpresa es que eso no sucederá en México, ya que aquí, de aplicarse la ley, no completaríamos ni con los moteles de paso, que son muchos, para convertirlos en cárceles, pues como dice el popular refrán: “Si los bandidos volaran, jamás veríamos el cielo”.
Continuamos con la infausta noticia de la aplicación expedita de la reforma aprobada por el Congreso de la Unión para la transición de la PGR a Fiscalía General de la República, cuyo titular permanecerá en el cargo nada más y nada menos que nueve años, convirtiéndose en el señor más poderoso de todos los cielos, y desde luego de México, pues tendrá el monopolio de la aplicación del aterrador Código Penal, lo que no es poco.
Este nombramiento seguramente caerá en un prestigiado jurista experto en impartición de justicia. Sin embargo, los estudiosos y expertos ya expresaron su desacuerdo, pues sus decisiones podrían resultan amañadas para garantizar la impunidad a los presuntos delincuentes que actualmente nos gobiernan, y los que gobernarán, por ser un puesto transexenal.
Por supuesto se sabe que tendrá prioridad el recién nombrado procurador general de la República, familiar muy cercano a funcionarios del presidente Peña Nieto.
Con esto –es triste decirlo– daremos por perdida la madre de todas las batallas contra la inseguridad, corrupción e impunidad, y no queda más que reconocer que le dieron en la madre a todas las batallas.
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