El resultado final de estas elecciones trajo a los mexicanos diversas posiciones. Mientras la mayoría celebra el triunfo de la señora Sheinbaum a la Presidencia de la República (casi 36 millones de votos) otros, aunque no ganó su opción electoral, optan por darle el beneficio de la duda . Pero existen también los que por su fanatismo y falta de aceptación creen que la señora Gálvez fue víctima de fraude.
Contagiados unos a otros por las redes, por contacto, una minoría de mexicanos que votaron por la representante del PAN, PRI y PRD quedó decepcionada porque perdió las elecciones. A pesar de que fue aplastante la proporción (dos a uno) siguen sin creerlo, aumentando su encono y coraje hacia el INE, al gobierno actual, a la ganadora y, de paso, a todos los que votaron por ella.
No podríamos encasillar en este grupo a los 16 millones de personas que la votaron en las urnas, porque no todos son simpatizantes extremos de la senadora, y porque algunos aceptaron la derrota sin tanta pasión, porque consideran que vivimos un momento histórico, en el que necesitamos la armonía de todos, en el que tendremos a la primera presidenta mujer del país, en un hecho significativo e inspirador para todas las mexicanas, que por gracia o desgracia, es del partido que nos gobierna actualmente.
Y es que algunos de los simpatizantes de la señora Xóchitl estuvieron equivocados desde el principio, al ignorar indicios que la fueron colocando en segundo lugar de preferencia, como las encuestas, los ejercicios simulados de votaciones, las reacciones de la gente en las calles, en las redes. Algunos incluso desde su óptica escasa, creyeron que todo el país eran los 50 o más conocidos, que todos iban a votar por ella y por eso ganaría. Hubo increíblemente quienes, a sabiendas de lo anterior, esperaban un milagro, porque aseguraban que Dios estaba de su lado. Su ignorancia política la convirtieron en fanatismo por ella.
Las discusiones de entonces por mencionar que era la mejor opción, se repitieron durante los meses de campaña, la que muchos creíamos que terminaría con los resultados cuales fueran, pero en eso también muchos estábamos equivocados, desde el 2 de junio, que se dieron los avances del PREP del INE, estuvieron preparándose para no aceptarlos.
De manera contradictoria primero se dijo por parte de la señora Gálvez, que aceptaba su derrota y hasta felicitó a la señora Sheinbaum, para al día siguiente dar un comunicado diciendo que impugnaría la elección porque se enfrentó a una competencia desigual, a una elección de Estado, para concluir que ellos (la coalición que representa) será la resistencia,que pedirán voto por voto, porque encontraron inconsistencias.
Por su parte los ganadores y el gobierno actual están de acuerdo con que se revise voto por voto. Mientras, el INE hace un conteo de los 300 distritos del país, como en toda elección, y reitera que no existen elementos de fraude.
Recordemos entonces que los mismos que reclaman, hicieron manifestaciones anteriores donde se decía que el INE no se toca, ahora dicen que es un organismo corrupto y su presidenta ratera.
Existen entonces campañas para desprestigiar el proceso a través de las redes. Algunos mensajes sin nombre del emisor ni del remitente, diciendo que fueron amenazados la candidata y presidentes de los partidos que los representan para felicitar a la ganadora, que fueron encontradas credenciales clonadas, y que se quiso presentar la demanda pero que no fueron admitidas.
Además de estas mentiras y más, lo peor de todo es la campaña de rencor y odio que se está promoviendo por las redes en donde se pide que no se de propinas ni al Viene, Viene, meseros, limpia brisas, ni a los cerillos de los supermrcados. Tampoco donar cuando haya desastres, pues se dice que estos votaron por Morena, entonces que les ayude Morena.
Incluso algunos ciudadanos llevados por su coraje han manifestado que se irán del país (los mismos que hace cinco años se están yendo) y que estas elecciones han sido manchadas (en alusión a todos los mensajes que les envían sin ser comprobados).
No podemos permitir que en México existan y se difunda campañas clasistas, que la sociedad se siga dividiendo por diferencias políticas. Que siga manifestándose la amargura de muchos a través del odio hacia quienes ganaron y hacia quienes los apoyaron.
El nuevo gobierno enfrenta el reto de inclusión de todos los mexicanos. Queremos la paz y armonía entre la sociedad, debemos fomentarla desde nuestras familias y gente cercana que tenemos en todos los ámbitos.
