Una valiosa razón para documentar nuestro optimismo, como dijera el buen Carlos Monsiváis, es el hecho de que en los últimos años ha crecido el número de libros escritos y publicados, que están dirigidos a los niños y los jóvenes.
Este sector de lectores ha aumentado considerablemente y los jardines de niños, al igual que las escuelas primarias, han puesto más atención al fomento de la lectura, lo cual no deja de ser estimulante y representa una esperanza de cambio en el tipo de sociedad, pues no desconocemos lo que aporta la lectura a la formación y el desarrollo de la sensibilidad de los individuos.
De acuerdo con lo anterior, nos entusiasma que esta semana arranque el Festival de Literatura Infantil y Juvenil, organizado por la Secretaría de Cultura y la Editorial Fondo de Cultura Económica, en coordinación con otras dependencias e instituciones como la Dirección General de Publicaciones, Educal, la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana, los Programas Salas de Lectura y Alas y Raíces, entre otros. El Festival será del 12 al 16 de noviembre y, aunque se desarrollará de manera virtual, tendrá como sedes la Ciudad de México, Mérida y la Laguna. En este caso, por el lado de Durango participa la Secretaría de Educación a través de la Subsecretaría en la región, conjuntamente con la Dirección Municipal de Cultura de Gómez Palacio, las bibliotecas públicas, las Casas de Cultura y la Fundación José Santos Valdés.
La programación es variada e interesante y se estará dando a conocer por medio de las redes sociales, plataformas y sitios web de las diferentes instituciones.
Decir que esto me provoca entusiasmo tiene implicaciones mayores.
En reciente lectura de un texto sobre educación, encontré un planteamiento interesante acerca de que “construimos nuestra identidad narrativamente”.
Lo hacemos a través de lecturas históricas y de ficción por medio de las cuales, nos dice el autor Fernando Bárcena, “vamos componiendo nuestro personaje”.
Señala que la literatura nos recuerda que el ser humano, “como novelista de sí mismo, es un ser interpretativo y un portador de historias.
Sin esas historias que nos cuentan de pequeños, y que más adelante leemos e imaginamos, la identidad personal y nuestra existencia como seres humanos sería imposible”.
Por ello, nadie puede dudar de la importancia de la ficción y de la imaginación para los niños, así como del valor de la lectura para dar sentido a nuestras vidas. Bienvenido el Festival de Literatura Infantil y Juvenil 2020.