Política

Chencho, una historia como muchas

  • Columna de Francisco Trejo
  • Chencho, una historia como muchas
  • Francisco Trejo

Hace algunos años, siendo universitario, un grupo de compañeros y el que esto escribe, nos dimos a la tarea de elaborar una revista a la que denominamos "Enfoques", donde se abordaban temas diversos y plasmábamos nuestras inquietudes políticas y jurídicas principalmente, aunque también se tocaban aspectos cotidianos y problemas sociales.

La revista fue efímera, sin embargo, el espacio para manifestarse seguía vigente en otros lugares generados por los propios estudiantes y las autoridades educativas; con posterioridad ya como egresados, la oportunidad para escribir continuó.

En ese lapso surgió un personaje al que denominamos "Chencho", un ciudadano clase mediero que pretendía ser un mexicano ejemplar y salir adelante a pesar de que se le cuestionaba y criticaba por su actitud exacerbada de cumplir siempre con sus obligaciones, cualquiera que estas fueran.

Este personaje estuvo vigente por llamarlo de alguna forma, en diferentes espacios, sobre todo universitarios y fue a finales de los años noventa, cuando dejó de aparecer, hoy y con la aprobación de "chencho", nos permitimos publicar el último de sus artículos, que después de más de 15 años podemos afirmar existe identificación con muchos jóvenes y otros no tan jóvenes.

"Hola, ahora quiero platicarles a quienes ya me conocen y a los que por primera vez me leen, una parte de mi vida, mi nombre es Chencho, nací en la época del México de la "abundancia", dentro de una familia de clase media, donde mis padres se esforzaron y lograron darnos educación a todos los integrantes. (9).

Mi educación la obtuve en instituciones privadas, sólo la secundaria fue pública, lo cual me tiene en deuda con el Estado, pues 3 años de mi formación educativa se cubrieron con los impuestos de los mexicanos.

Recién concluía mis estudios universitarios, varios de mis maestros me auguraban un gran éxito, pues decían que este muchacho tenía un gran porvenir, pues era tenaz y responsable y se desenvolvía muy bien para su edad, comentarios que recibía como resortes que me impulsaban a salir adelante.

Terminé la etapa universitaria y con ello iniciaron los problemas, falta de empleo, no existían espacios suficientes para aquellos jóvenes egresados de distintas carreras, incluso para aquellos que habíamos escuchado que teníamos el éxito asegurado.

Con esfuerzo, me animé a cursar una maestría y también tuve la osadía de contraer nupcias, motivo por el cual como muchos otros jóvenes de mi generación, combiné los estudios con el trabajo y la familia.

Aunque desde la preparatoria comencé a trabajar de manera informal en el grado que los estudios lo permitían, fue cuando me casé que formalmente inicié una vida productiva, pagando mis impuestos que me eran descontados religiosamente de nómina.

Vinieron los hijos y estos vieron la luz en instituciones de salud privadas, es decir el "Estado", no cubrió ni un solo pañal, me independicé y comencé a trabajar por mi cuenta, los hijos crecieron y sus estudios pagados por su amigo chencho en escuelas privadas.

Formo parte de la generación de las devaluaciones, de las grandes inflaciones que han azotado a este país, de los profesionistas independientes, que no obstante pagar impuestos y generar fuentes de empleo, está ajena en unión con su familia, a la seguridad social.

Ante la imposibilidad de vivienda generada por el Estado, como millones de mexicanos adquirí una vivienda con crédito bancario, graso error, ante la crisis financiera y bancaria de diciembre de 1993, el adeudo se volvió impagable.

Creí nuevamente en este gobierno y firmé reestructuras ahora en udis y de nueva cuenta me vieron la cara, la deuda se multiplicó, ahh pero después, el esquema de arrendamiento, el cual resultó una catástrofe, total que sigo pagando y no termino.

Pago los impuestos, mi trabajo y clientes así me lo exigen, la tenencia de los vehículos de mi propiedad, de los múltiples productos que toda la familia consumimos, pago predial, la electricidad y el agua, cuyos servicios son deficientes cada día.

Y tu Estado, ¿qué me has dado?, el re canijo de mi compadre Pepito en cambio, esta de poca, por las nubes, no terminó la carrera, era un burro, tiene muchas propiedades, es tianguista y tiene taxis, no paga impuestos, compró varios inmuebles a crédito y no pagó lo que debía, le hicieron grandes quitas por ser moroso.

Las tenencias de sus coches, del predial, entre otros, no las paga y se espera a los programas para deudores morosos que benefician más al incumplido que al que paga puntual, total que Pepito esta en otro nivel.

Qué pasa en este país que trata mal a los cumplidos y bien a los incumplidos, qué pasa con aquellos mexicanos que generan fuentes de empleo, con todas las prestaciones, Infonavit, Seguro social, vacaciones, aguinaldos, etcétera.

El que no paga impuestos no tiene sanción pues no está registrado, en cambio, quien si lo está y no paga dentro del plazo, es sancionado y se le persigue como delincuente, como prueba mi compadre Pepito, sólo paga "plaza", algo así como 20 pesos.

Habrá que replantear varias cosas, si a Chencho y su familia le cuesta la seguridad social, vivienda, educación, energía eléctrica, agua, servicios varios y paga impuestos de todo tipo, ¿ qué recibe a cambio?; la solidaridad está más que demostrada, pero, ¿quién es solidario con cientos de miles de chenchos.? Urgen los famosos cambios y reformas estructurales, algo se tiene que hacer, no es posible que a la mayoría de los profesionistas se nos siga tratando diferentes (mal), pero por el momento es suficiente, ya nos veremos la próxima, pues tengo cita con mi compadre Pepito, que me ofreció chamba."

Después de más de 15 años, ¿algo ha cambiado? ... qué lástima, creo que estamos peor.

ftotrejo@gmail.com

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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