El artículo 17 de la Constitución prohíbe ejercer la justicia de mano propia; entonces, cómo es que han surgido tantos "justicieros anónimos" que no solo se arriesgan a que los delincuentes les respondan, como también ha sucedido, sino a que los propios encargados de ejercer la ley les busquen, los encuentren y los sancionen, como debiera de ser.
Y no solo nos referimos a los casos en donde un personaje anónimo saca de entre sus ropas o pertenencias un arma y ejecuta a los delincuentes que instantes antes despojaron de sus pertenencias a los usuarios de algún transporte público. No, nos referimos también a esa turba sin nombre, sin rostro, sin dirección, que de pronto decide tomar la justicia en sus manos y arremete contra presuntos delincuentes sorprendidos en el momento del delito.
Un recuento rápido señala que tan solo en el mes de octubre se registraron 30 intentos de linchamiento en diferentes entidades del país, lo que representa la mitad de todos los que sucedieron durante 2015.
En Santiago Atlaltongo, municipio de San Juan Teotihuacán, tres personas fueron retenidas por el pueblo luego de ser acusadas de secuestrar a un joven de 17 años, por estos hechos, un hombre y una mujer fueron linchados, otro más tuvo heridas de gravedad.
En la carretera México- Pachuca, un delincuente mató a su compañero por error, pasajeros aprovecharon, lo encararon y lo ultimaron a golpes. En el Estado de México habían muerto 16 pasajeros y 7 delincuentes en intentos de asalto a transporte público.
En Naucalpan, dos asaltantes subieron a un autobús pero fueron sorprendidos por un pasajero que les disparó y mató.
Y así podríamos detallar infinidad de hechos parecidos, hasta el caso del "vengador de la Marquesa" que mató "en frío" a cuatro presuntos asaltantes y el más reciente de Naucalpan que hirió de gravedad a un probable ladrón, que finalmente murió a consecuencia de sus heridas.
En este último caso, los parientes del joven muerto declararon que se trataba de un carpintero; nadie ha presentado una denuncia formal por el delito que presuntamente originó su deceso. Y ese es el riesgo que se corre, que personas inocentes salgan lastimadas o heridas en estos intentos de hacer justicia por propia mano.
Si nuestras autoridades no ponen remedio, y eso solo sucederá cuando detengan a los probables "justicieros anónimos", llegaremos muy fácilmente a la "ley de la selva".
El titular de la CESC reconoce que al menos 10 personas han abatido a 15 presuntos delincuentes. ¿Esperaremos a que la cifra aumente?