Política

Me consta

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Recuerdo a una señora, muy puesta en gran dama, que para dar contundencia a alguna insidia solía decir: “me consta”, con énfasis levítico, como si la sola frase fuese prueba irrefutable —aunque el caso fuera con frecuencia pura invención. Ese “me consta” era para hacer valer la autoridad de su palabra, porque no había otro fundamento, pero contaba con la complicidad de los demás, deseosos de dar crédito a lo que fuese. Así son con demasiada frecuencia las acusaciones de corrupción en nuestro espacio público, alimentan un rato la maledicencia de las columnas de trascendidos, y se olvidan: todo queda en la tenebrosa vaguedad de que había vínculos, tenía nexos…

Escucho una larga declaración del señor Rojas Díaz Durán, del partido oficial, que habla sobre el gobernador de Tamaulipas. No hace ahorro de adjetivos, no sé si merecidos. Saco en limpio algo así: “tiene vínculos con la delincuencia… hay un testimonio que también lo involucra… [en 2005] se liga con Fulano, que está vinculado al que era protegido de Mengano, que era el brazo ejecutor del salinato… no es casual que su abogado sea el mismo… nomás para que tengas una idea, el hermano de que fue procurador hace veinte años fue sicario… así se van amalgamando los intereses y se van haciendo una madeja… no es casualidad, es una gavilla… está Zutano, poblano, que también ahí está duro el huachicol… y sus padrinos fueron tales y tales [de Guanajuato] y no es casualidad que Guanajuato esté incendiado por el huachicol… todos tienen que ver con Odebrecht… ¿quién los une? Hay un documento [un testigo protegido] que dice que se reunió con Perengano…estoy seguro de que la DEA está investigando todas estas ramificaciones…”

Al final, el fundamento que tiene todo eso es la imaginación de quienes lo escuchan. No hay nada concreto, contrastable. La diatriba sirve para lo que sirva porque hace ruido, pero nada más. Y yo pienso que urge algo de higiene gramatical, exigir el empleo de verbos que denoten acciones concretas, con un complemento claro, en frases con las preposiciones en su sitio: Fulano robó dinero de esta cuenta, Mengano falsificó este documento. Lo demás es flatus vocis.

Algo parecido sucede con las denuncias contra Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad: no vamos a creer que tienen un interés periodístico, no es casualidad que Fulano sea crítico del gobierno, en su consejo está Mengano que está vinculado con… El cantinfleo, como el énfasis de la gran dama, resulta revelador. Porque en este caso bastaría, y sería muy sencillo, demostrar que denuncian en falso: las investigaciones son públicas, también sus fuentes. Y desde luego, por vergüenza, habría que evitar denunciarlos por las investigaciones que no hacen, puesto que el único que está obligado a investigar todos los casos es el poder público. Por lo demás, no tendría nada de raro que la mayoría de las investigaciones de una asociación civil se refiriesen a miembros del gobierno o del partido oficial, porque son precisamente los casos que las autoridades pasan por alto (siempre sirve de ejemplo la “estafa maestra”).

No sé, un día nos cansaremos de los “me consta”, “imagínense”, “no es casualidad”. O no.

Fernando Escalante Gonzalbo

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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