Política

Lluvia de explicaciones

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Vamos a tardar todavía bastante en entender lo que ha pasado. No me refiero a la enfermedad, sino a la lógica de las varias respuestas de los sistemas de salud. Estamos todavía bajo el apremio de dar con alguna explicación lo más simple posible, más pronto posible, que permita corregir de inmediato —y si es con un chivo expiatorio, tanto mejor. En general, son malas explicaciones.

Es un hecho que hay diferencias notables entre países: con la misma población, Japón cuenta 5 mil muertos, México entre 160 mil y 300 mil hasta hoy. Los factores que hay que considerar son muchos, aparte de la capacidad del sistema de salud. A veces ha habido conjeturas equivocadas como las que orientaron la estrategia de Suecia o el Reino Unido, a veces se han tomado las decisiones por cálculos políticos de muy corto plazo como en España. Parece claro que ha sido fundamental que las autoridades actuasen con prontitud, con energía y con claridad, y parece igualmente claro que minimizar la enfermedad como hicieron Trump o Bolsonaro ha sido catastrófico. Pero no todo es responsabilidad de los gobiernos, aunque no es tampoco producto de la fatalidad. 

La semana pasada, The Guardian publicó un ensayo de Michele Gelfand con una explicación más ambiciosa. Según Gelfand, la diferencia fundamental, que explica la mortandad provocada por el virus, es la que hay entre sociedades más disciplinadas y más laxas para cumplir las normas, sociedades “cumplidoras” (o rigurosas) como Japón o Austria, y sociedades “incumplidas” (o relajientas) como Reino Unido, Israel o México. No dice cómo ha llegado a esa clasificación, solo que se apoya en hallazgos de psicólogos. Es la clase de sociología improvisada, a base de estereotipos, ideal para conseguir titulares de prensa, porque confirma lo que todos sabemos: en este caso, que en México no se cumplen las normas. 

Si va en serio, hay que decir que en México la mayoría de la gente cumple la mayoría de las normas, formales e informales, la mayor parte del tiempo, incluso normas disparatadas —que hay muchas. Sin duda hay quienes incumplen las leyes: algunas leyes, algunas veces, y habría que preguntar quiénes, qué leyes, cuándo, por qué y con qué consecuencias. Es decir, habría que tratar de diseñar el mapa del cumplimiento de la ley, y sería utilísimo para muchas cosas (a diferencia de los estereotipos moralistas). 

Gelfand tiene una explicación para la diferencia. Las sociedades cumplidoras son las que han padecido amenazas graves, durante mucho tiempo, y que por eso desarrollan una cultura de apego estricto a las normas, como mecanismo de supervivencia. Y hay sus dos párrafos de hipótesis evolucionistas que incluyen el ejemplo del pájaro dodo. Al final, el ensayo es un encendido elogio del miedo como recurso evolutivo. Es extraña la idea de que la sociedad mexicana no haya padecido amenazas, y que haya aprendido a vivir sin miedo. Y a lo mejor el problema no es que no haya amenazas, sino que no hay seguridad, o no se confía en que la autoridad la ofrezca. Más nos vale, para la próxima, renunciar a las explicaciones de brocha gorda, y tratar de entender. Tomará tiempo.

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Fernando Escalante Gonzalbo
  • Fernando Escalante Gonzalbo
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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