La sociología criminológica surge como una disciplina dedicada a comprender el crimen, no solo como un acto individual, sino como un fenómeno social con raíces en las estructuras culturales, económicas y políticas.
Este enfoque se ha resignificado con el tiempo y hoy se le reconoce como una ciencia transdisciplinar que cruza campos como la psicología, el derecho, la economía y la antropología para investigar las causas, los efectos y las soluciones en torno a la producción del delito.
La criminología moderna tiene sus orígenes en el siglo XIX en el impulso de la modernidad, el primer representa Cesare Lombroso, intentó buscar en el individuo las bases biológicas del crimen.
Sin embargo, a lo largo del tiempo, la criminología amplió su visión, gracias a figuras como Émile Durkheim y Robert K. Merton, quienes introdujeron la idea de que las causas de la criminalidad podían encontrarse en las tensiones y contradicciones del propio tejido social.
El abordaje de la sociología criminológica no se queda sólo en teorías; también se traduce en metodologías y categorías que buscan no solo entender el delito, sino trabajar hacia su prevención.
Dicha disciplina nos muestra que la justicia debe ser más que retribución; debe ser restaurativa, comprensiva y preventiva.
Entonces, la importancia de la sociología criminológica radica en su capacidad para analizar el crimen como un síntoma de problemas estructurales, lo cual resulta clave en el desarrollo de políticas públicas preventivas y focalizadas.
Más allá de castigar, la sociología criminológica se interesa en prevenir, tratando al crimen como un indicador de factores sociales y económicos subyacentes.
Esto la convierte en una herramienta invaluable para construir sociedades más justas y seguras, que no solo controlan, sino que entienden y tratan de raíz los factores que llevan a la desviación.
Fernando.Araujo@iberotorreon.mx
