Los Premios Nobel representan una celebración del ingenio y el esfuerzo humano en campos que van desde la ciencia y la literatura hasta la paz mundial.
Estar atentos a ellos nos permite conocer las grandes ideas y avances que están moldeando nuestro mundo en la actualidad.
La semana pasada se anunció el Premio Nobel de Economía 2025, otorgado a tres economistas que durante años han estudiado una de las preguntas más antiguas y más urgentes: ¿por qué unos países crecen y otros no?
El comité del Nobel destacó que su trabajo ayudó a entender cómo la innovación y la tecnología son las verdaderas fuerzas detrás del progreso.
Lo llamaron “destrucción creativa”: cuando lo viejo cede paso a lo nuevo, cuando un oficio desaparece pero surgen diez diferentes, cuando un país se atreve a cambiar su modelo productivo para generar desarrollo.
Y si algo tiene sentido hoy, en plena era de la inteligencia artificial, es precisamente eso. México, como el resto del mundo, vive una transformación silenciosa: fábricas que automatizan tareas, oficinas que usan algoritmos para decidir, escuelas que empiezan a enseñar con ayuda de robots o plataformas digitales.
Pero los economistas premiados enfatizaron que el crecimiento no viene de la tecnología en sí, sino de cómo los países la adoptan, la regulan y la convierten en oportunidades reales para su gente.
Las lecciones que deja este Nobel son especialmente útiles para México: el crecimiento no se genera por sí solo, es impredecible, no se da de inmediato y siempre encuentra resistencia.
A lo largo de la historia, los países que prosperaron fueron los que transformaron su conocimiento en productividad, sus universidades en centros de invención, sus empresas en generadoras de valor, y su gobierno en un facilitador del cambio.
Y para lograrlo, lo primero es vencer el miedo. En México tenemos talento, ingenio, creatividad y recursos, pero a veces nos falta confianza en nosotros mismos.
Rompamos las barreras mentales y erradiquemos los temores naturales al cambio y a la destrucción creativa.
Siempre será buen momento para aprender un nuevo oficio, iniciar un negocio o cambiar de giro.
Porque el crecimiento, como la historia misma, se escribe cuando alguien se atreve a imaginar lo que todavía no existe… y decide construirlo.
emym@enriquemartinez.org.mx