Pocos pueden pronunciar bien su nombre, pero todos están hablando de él. Me refiero al joven alcalde de South Bend, Indiana, Pete Buttigieg, quien se ha convertido en todo un fenómeno en Estados Unidos.
Su precandidatura ha capturado la atención del país ocupando los titulares en las revistas, periódicos y principales programas de televisión. En apenas unas semanas Buttigieg dejó de ser el modesto alcalde de una ciudad de poco más de 100 mil habitantes y se ha convertido en toda una celebridad.
Si la política presidencial en Estados Unidos opera como un péndulo, Pete Buttigieg es la respuesta perfecta a cuatro años de Donald Trump. Un hombre culto y claro, 35 años menor que el actual ocupante de la Casa Blanca. Un intelectual educado en Harvard y Oxford, ganador de la beca Rhodes capaz de establecer conversación en ocho idiomas, incluyendo español, árabe y noruego. Un veterano de la Marina que participó en la guerra de Afganistán. Un alcalde con experiencia en la compleja, pero valiosa tarea de gobernar una ciudad en el corazón industrial de Estados Unidos. Una región que experimenta muchos de los cambios económicos y demográficos por los que atraviesa el país. Y, finalmente, un hombre abiertamente gay quien junto a su pareja busca de una vez por todas romper con los paradigmas sobre la homosexualidad y la política.
Así, a sus 37 años, Buttigieg compite en las encuestas con los pesos pesados de su partido. No solo ha logrado recaudar suficientes fondos para ganarse un lugar en los debates, sino que supera a la mayoría de los aspirantes en uno de los contingentes más nutridos en la historia demócrata.
Esta semana entrevisté Buttigieg para hablar como lo he hecho con otros precandidatos sobre sus aspiraciones y el reto de enfrentar a Trump en 2020. Es imposible saber si su campaña lo llevará hasta la Casa Blanca. Por todas las cualidades que tiene en el papel, le falta demostrar que cuenta con el carisma y el talento necesarios para ganarse el puesto. Lo que me queda claro es que su presencia en la contienda y su sorprendente popularidad son, sobre todo, resultado del empuje de una nueva generación frustrada por la herencia que les estamos dejando. El cambio en ese sentido parece irreversible y es algo que todos debemos agradecer.
@Enrique_Acevedo
