Los candidatos morenistas, los tan anhelados preseleccionados de entre decenas y hasta cientos de participantes, así como la dirigencia estatal y sus representantes, han lanzado un clamor inexorable de unidad en el inicio de las campañas al Senado y Cámara de Diputados federal.
Morena Hidalgo, que primero maltrató a varios de sus participantes internos, que luego desdeño citas y reuniones, ahora está solicitando públicamente que todos se unan como hermanos y vayan tomados de la mano para las urnas el 2 de junio.
Al final, es una labor que todo partido debe hacer, convocar a sus militantes para que demuestren madurez política y altura de miras, pero aquí la cuestión es: ¿piden unidad y se las darán?
La respuesta es una incógnita que necesita de una aclaración precisa porque muchos de los no convocados al reparto del pastel de puestos de elección popular ayer no hicieron siquiera acto de presencia en Plaza Independencia de Pachuca en donde arrancaron las campañas de candidatos al Senado y San Lázaro.
Después de todo lo hecho por los representantes de la dirigencia nacional, los coordinadores morenistas de las regiones, los Servidores de la Nación, los autoproclamados fundadores y los nuevos que llegaron para quedarse, se deben sentar a convivir en la misma mesa y compartir ideología en torno al proyecto de la candidata presidencial, primero, y después para poder ganar sus respectivas elecciones.
De no concretarse, la clave de las derrotas será muy evidente con quienes no apoyaron o lo dejaron de hacer por sentirse en el abandono, lo que se puede anticipar con estrategias de buen trato, negociación, acercamiento y sobre todo tomar en cuenta a todos los que no fueron candidatos, pero que pueden ser operadores de las campañas.
Todo está en manos de la dirigencia estatal de Morena, que todavía no libra la más cruenta de sus batallas, con la elección de candidatos a las presidencias municipales y al Congreso del estado.
De no concretarse un ambiente de unidad, también se podrá recurrir a las viejas acciones de buscar obtener los mayores dividendos segmentando la votación, y aunque haya muchos y muchas enojados, la mayoría de votos terminará por dar la razón a los hoy lanzados.