En Hidalgo no existen cifras exactas de cuántos animales domésticos y callejeros viven. Por ende, tampoco hay un número para calcular si son muchos o pocos los casos de maltrato que se denuncian por parte de activistas, integrantes de protectoras independientes y sociedad en general.
Nunca o muy pocas veces, he visto a una autoridad referirse al tema del cuidado de los animales en las ciudades, pueblos y municipios o de la fauna endémica del estado; pero sí se ha legislado, y tocado el asunto en el ámbito público.
De acuerdo con la Ley de Protección y trato digno para los Animales en el Estado de Hidalgo, el maltrato animal es una acción que se refleja como una preocupación de la sociedad, los actos de crueldad hacia los animales son indicios de problemas de personalidad de los seres humanos que los cometen, la mayoría de veces consecuencia de un trastorno mental profundo.
Los diputados locales han expuesto que investigaciones en psicología y criminología muestran que las personas que cometen actos de crueldad contra los animales no se detienen allí, muchas veces pasan a cometer actos de crueldad contra seres humanos, debido a esto, como sociedad y gobierno debemos de tomar medidas y legislar por la debida prevención de maltrato y protección de los animales.
Es decir, los mecanismos existen, como la mencionada Ley, y en Hidalgo existe una Procuraduría Estatal de Protección al Ambiente por lo que se debe adecuar o bien crear un reglamento para poder operar las acciones de protección.
En la propia lo enuncia: “La denuncia será anónima, para proteger la integridad física y moral del denunciante, pudiendo ser por cualquier medio. En caso de que la denuncia sea falsa, la autoridad competente podrá fincar las responsabilidades que la legislación establezca”.
Hoy, me dicen activistas, puede uno llegar ante el Ministerio Público o llamar a la policía de la localidad o del estado, y simplemente quejarse o decir que hay un caso de maltrato animal en tal o cual lugar; sin embargo, la querella no es tomada en cuenta como un caso de prioridad o como algo en que se deban emplear recursos técnicos y humanos. Simplemente se registra y se guarda para el anecdotario.
La mayoría de animales en México sufren, pero es en los estados donde se puede generar un cambio con las legislaciones locales, con la aplicación de penas, multas y sanciones, que comiencen una evolución generacional hacia la no violencia en contra de las demás especies.
Una oficina que procura la atención al medio ambiente debe ser la primera en salvaguardar los derechos de los animales por oficio, sin requerimientos o trámites engorrosos; simplemente, por el hecho de estar en contacto con el tema, la sensibilidad debe ser la parte medular del trabajo. Sin ello, sin lo anterior, es poco probable que quien opere el sistema o dependencia tenga éxito en detectar los casos de maltrato y dar con los responsables.
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