Hidalgo se ha propuesto entrar en una etapa de racionalización del gasto público pues por décadas se ha padecido de una falta de liquidez para poder sacar al estado de los índices como la falta de competitividad, pobreza, marginación, todo lo que en su conjunto provoca falta de oportunidades.
Desde su arribo al gobierno del estado en septiembre pasado, Omar Fayad Meneses implementó un plan de "redireccionamiento" en el que la tarea principal fue hacer más con menos; o al menos hacer más con lo que se tiene.
La administración pública hidalguense no es la única con dicho fenómeno de gasto, burocracia, sistema-estado que conforma una cultura laboral añeja y desgastada que se ha combinado con las formas de la política mexicana y partidista –en todas las entidades se padece-, por lo que modificar de la noche a la mañana las cuestiones mecanizadas, autómatas y robotizadas en los procesos de trabajo gubernamental para ofrecer resultados de forma más rápida ha sido complicado.
Los casi 100 días del gobierno de Omar Fayad han estado marcado por los cambios. Las nuevas formas que buscan un fondo que permita transitar de las cosas que ya se tienen, las buenas prácticas que hay que decir, sí existen en la administración, para poder extenderlas a todo al aparato, entre ellas al gasto.
El gobernador de Hidalgo ha sido claro y quien le ha escuchado en sus discursos y en sus eventos (lleva por lo menos más de 50 en 3 meses) sabe lo que pide. Un estado con políticas de avanzada, en donde así como se cambió de la máquina de escribir a la computadora, también se logre en la planeación y administración de lo anterior a lo moderno. De la gestión de recursos en automático, a la generación de mecanismos que hagan de la producción algo sustentable.
En repetidas ocasiones se ha mencionado la frase "crecimiento sostenido", lo cual no es más que la capacidad de mantenerse y aumenta el nivel de los indicadores oficiales en cuanto a la calidad de vida, seguridad, servicios, educación, empleo, inversiones, etcétera.
Para ello se ha dispuesto de una serie de herramientas que deben dar resultados en el corto plazo. El Plan Estatal de Desarrollo próximo a presentarse, como eje rector de las acciones de gobierno; y el Sistema Estatal Anticorrupción, que será el ojo vigilante para que dichos planes se lleven a cabo con total transparencia.
Hidalgo enfrente un cierre de año diferente, con una proyección que tendrá en 2017 una prueba y a la vez una oportunidad para el crecimiento y para el desarrollo de las regiones, de los municipios y de la propia ciudadanía que ha depositado la confianza en el proyecto del gobernador hidalguense. Este viernes se presenta en el Congreso el proyecto de Presupuesto de Egresos para el estado, por lo que veremos a qué se destina más y a qué menos; qué se elimina y qué se impulsará.
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