Con la promesa de que habrá congruencia y calma para designar a los integrantes de los 84 concejos municipales, los diputados locales en Hidalgo tienen en sus manos el futuro de la gobernabilidad social y política.
Y es que los legisladores, pese a que hay ausencias por las licencias otorgadas para el proceso electoral, deben asumir dicha encomienda con toda la honestidad posible y sabiendo que un paso en falso puede derivar en conflictos serios con poblaciones en los municipios. A nadie le conviene que en estos momentos en Hidalgo se vivan escenarios de impunidad y falta de control, con ayuntamientos tomados o con pleitos entre fuerzas partidistas.
Por eso es tan importante el proceso de nombramiento de los concejos municipales, pues podrán dar paz momentánea en medio de una tormenta electoral y de la pandemia.
Sin embargo todo puede venirse abajo si los diputados acatan órdenes externas o de grupos, porque todo el esfuerzo por transparentar el tema terminará empañado y entonces sí habrá un probable malestar social que puede desencadenar en violencia política.
Los municipios son de la gente. Ellos deben decidir como pueblo el destino de cada demarcación y quienes queden la frente por el tiempo que sea necesario deben saber que le responden a la ciudadanía y no a los diputados que los están designando porque así lo indica la ley.
Tampoco le deben responder a los partidos y mucho menos a quienes pretendan intervenir desde las sedes municipales en el proceso electoral.
Un buen augurio es que en Hidalgo hay gobierno en marcha desde las oficinas estatales, hay una Secretaría de Gobierno encargada de dar certeza, y hay una Secretaría de Seguridad que en caso de ser necesario entrará en acción para salvaguardar a los pobladores.
twitter: @laloflu
