Que ni un escándalo previo, ni el triunfo en las urnas evitaron que Baltazar Narciso, alcalde reelecto de Xiutetelco, terminara su madrugada en calidad de “resguardado”, pero no por su equipo de seguridad, sino por policías de Teziutlán. Según testigos, el edil iba al volante con más alcohol que reflejos y estuvo a punto de provocar un accidente en el congestionado puente de La Minerva. Para agravar el numerito, el regidor Benigno Hilario, quien lo acompañaba, perdió la compostura y los estribos, gritando amenazas comoque iba a “correr” a los oficiales.
Que en San Miguel Xoxtla, la alcaldesa Guadalupe Ortiz decidió no esquivar el problema y puso sobre la mesa un programa integral para garantizar el abasto de agua potable, un tema que por años fue rehén de intereses particulares y comités “ciudadanos” que más bien fungían como cajas chicas de unos cuantos. Apenas se anunció el proyecto, surgieron los eternos “defensores del agua”, esos que se autonombran activistas sociales, pero que han convertido el tema hídrico en su mina política. Y es que durante años operaron como si el líquido fuera su propiedad, recaudando sin invertir y oponiéndose sistemáticamente a las soluciones.
Que lo curioso es que los opositores al plan en Xoxtla no dicen nada sobre la extracción ilegal del acuífero de Puebla, esa que permite que desarrollos urbanos irregulares prosperen con el aval de piperos y autoridades permisivas. Así que mientras unos luchan por conservar privilegios disfrazados de activismo, la alcaldesa da la cara y propone soluciones. Y eso, en tiempos de discursos fáciles ya es decir mucho.
Que en Atlixco se activó el Plan Castor 2025, estrategia municipal con nombre simpático, pero cuya seria misión es intervenir árboles que, por antigüedad o daños estructurales, representan un riesgo a la población. La iniciativa busca equilibrar la seguridad ciudadana y la preservación ecológica, con la promesa de que no habrá tala indiscriminada, sino diagnósticos técnicos y acciones responsables. Se busca evitar el colapso de árboles ante las lluvias o vientos, que en otras alcaldías han dejado autos aplastados, banquetas destrozadas y víctimas fatales.
