Que apenas hace unos cuantos meses, Gonzalo Juárez, líder de los trabajadores adheridos al Sindicato de Trabajadores del Ayuntamiento de Puebla, le había jurado amor eterno al entonces edil capitalino, Eduardo Rivera Pérez, pero ahora, las cosas han cambiado y el corazón del líder gremial cambió de azul a vino tinto, tras mostrar su apoyo al proyecto del morenista Pepe Chedraui. Al menos así lo presumió el empresario al reconocer que con este primer acercamiento es posible fortalecer y concretar alianzas para mejorar a la ciudad de Puebla.
Que por su parte, Eduardo Rivera Pérez aspirante a la gubernatura por la coalición Mejor Rumbo para Puebla, se pronunció ante los ataques y declaraciones hechas por el candidato presidencial de Estados Unidos, Donald Trump, contra los migrantes mexicanos. En un mitin que llevó a cabo en Ohio, el republicano llamó criminales a nuestros connacionales y aseguró que no se les podría llamar personas. En su cuenta de X, el panista expresó: “Donald Trump insultó a migrantes llamándoles animales; rechazo el discurso de odio y les reitero a nuestros paisanos: no están solos. Cuentan conmigo”.
Que la diputada local, Liz Minto quien suplió a Aurora Sierra (QUEP) anunció la renuncia a su militancia en el Partido Acción Nacional. Su decisión, anunciada con el peso de doce años (muy grises, por cierto) en las filas albiazules, no es un simple acto de desvinculación partidaria, sino un testimonio contundente de las profundas grietas que fracturan la estructura interna en Acción Nacional. Si bien, acusó la apropiación del partido por parte de grupos de interés político y económico que han relegado los principios fundamentales de transparencia, inclusión y participación ciudadana, no se sorprenda que pronto pase a formar parte del Grupo Plural y más tarde, a las filas de Morena.
Que llamó poderosamente la atención la fuga de Adán “N”, del Hospital de Traumatología y Ortopedia del estado. Se trata del sujeto que fue detenido tras robar y matar a un despachador de una gasolinera en la zona de Valsequillo. Lo que no se logra uno explicar es qué está pasando con los protocolos de la Policía Estatal y de la Fiscalía General, que están a cargo de custodiar a criminales hospitalizados, si hasta se pueden fugar con todo y bata.
