Que si a algunos no les sorprendió la franqueza con la que el titular de Gobernación, Adán Augusto López, contuvo los ánimos de sus seguidores en Hidalgo, pidiendo que guarden sus porras para abril, cuando se van los consejeros Lorenzo Córdova y Ciro Murayama, otros sí alzaron la ceja cuando oyeron a la secretaria de Seguridad Pública, Rosa Icela Rodríguez, cercanísima de Claudia Sheinbaum, decir que el mandamás de Bucareli y también competidor por la candidatura presidencial es “el guía del gabinete federal y mano derecha y amigo” de AMLO.
Que hablando del Presidente, ayer tuvo que poner orden en la reunión con los miles de siervos de la nación sobre el trabajo por hacer a fin de que el Banco del Bienestar “funcione como maquinaria de reloj”, pues de entrada les prohibió “rechiflas” cuando comenzaron los abucheos al gobernador del Estado de México, Alfredo del Mazo, y después los llamó a la mesura cuando lanzaron unos tímidos “¡presidenta, presidenta!” en medio de una ovación a Claudia Sheinbaum. “No, eso no, aquí no se permite eso”, les dijo el mandatario.
Que si no estuviera hablando en nombre del PRI, con todo lo que eso representa, en una de esas hasta sonaría convincente y novedoso su discurso. Alejandra del Moral, aspirante a gobernar del Edomex, dijo en Tecámac y Ecatepec que, mire usted, por cada descalificación recibida de sus rivales ellos emitirán una propuesta, que ya entendieron que la gente no quiere más politiquería y, finalmente, que ahora sí tienen cómo ofrecer “políticos de altura”. Órale.
Que quienes se subieron ayer a un avión después de mucho tiempo fueron el empresario Succar Kuri y el ex gobernador poblano Mario Marín, pero no, no vaya usted a creer que se trata de una espectacular fuga o algo por el estilo; en realidad ambos personajes, protagonistas de aquella violencia contra la periodista Lydia Cacho, son parte un grupo de 127 internos de los penales de Chetumal y Cancún que fueron reubicados en cárceles federales para quitar presión a las instalaciones estatales.