Que aun cuando la 64 Legislatura de la Cámara de Diputados, presidida por Dulce María Sauri, concluye oficialmente hasta el último día de agosto, legisladores, comisiones, comités y grupos de trabajo habrán entregado esta semana oficinas, bienes y recursos ante el inminente relevo en San Lázaro. Por eso medio en broma, medio en serio, los representantes que por una u otra razón no fueron reelectos han cambiado ya el saludo de “buenos días, diputado” por el de “menos días”.
Que por algo será suplente el senador Sergio Pérez, de Morena, quien por fin se aventó a participar durante la reunión de las Comisiones Unidas para discutir el dictamen de revocación de mandato y entre sus planteamientos, muy serio él, pidió respetuosamente la corrección de la palabra “husos” (horarios) con el argumento de que le sobraba la hache. Pero a los opositores ni gracia les hizo, pues al ver que sus propuestas no serían tomadas en cuenta, como fue, se retiraron del encuentro virtual con excepción del panista Damián Zepeda.
Que México dijo “presente” en la reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, convocada este lunes, y en voz de su representante alterna, Alicia Buenrostro, expuso que pese a los acuerdos firmados y la existencia de un robusto marco de derecho internacional sobre combate al terrorismo, “preocupa que se abra la puerta a que Afganistán sea, una vez más, refugio seguro para grupos terroristas”, de cara a la reocupación del poder por los talibanes a la salida de las tropas de Estados Unidos que, ratificó Joe Biden, no tiene marcha atrás.
Que mientras en Palacio Nacional hacen hasta lo imposible para borrar todo lo que huela a Genaro García Luna, a quien ven como sinónimo de corrupción y filia con Felipe Calderón, en oficinas federales cuentan que en el SAT de Hacienda se dio cobijo a un cercano al ex policía, Óscar Moreno Villatoro, quien funge desde hace pocos días como administrador central de Control y Seguridad Institucional.
