Que lejos de calmarse, las aguas se ponen cada vez más turbulentas en el reclamo de Estados Unidos a México por el tema hídrico, y ayer por enésima ocasión volvió a salir el nombre de Nuevo León como fuente de pago. Sin embargo, hay algo que no termina por aclararse: la presidenta Claudia Sheinbaum insiste en que ya hay un acuerdo con los gobernadores, entre ellos Samuel García, para entregar agua que abone a la deuda con los vecinos del norte. El detalle es que el mandatario nuevoleonés también ha rechazado hasta el cansancio, incluso con argumentos técnicos, esta posibilidad. Ahora sí que ni a quién creerle.
Que por lo pronto el tema ya prendió la mecha entre la clase política local, que luego luego salió a reclamar que la presa El Cuchillo no está incluida en el Tratado Internacional de Aguas. El diputado federal del PAN, Víctor Pérez Díaz, señaló en sus redes sociales que “Nuevo León no se queda callado” y llamó a no ceder una gota del embalse que da servicio a la Zona Metropolitana de Monterrey. “Quieren ceder agua a EU mientras acá seguimos al borde de otra crisis. El Cuchillo no está en el Tratado y no debemos permitir que lo toquen”, escribió en su cuenta de X.
Que no solo los diputados, integrantes de la IP en pleno y economistas tronaron contra la pretendida alza en el ISN, pues esa lista ya creció y todo apunta a que así continuará en estos días. Cuestión de ver que los sindicatos locales arremetieron por este asunto, pues ya anticipan que eso le pegará a sus agremiados y ningún líder de trabajadores quiere cargar el costo de numerosos despidos apenas iniciando el año. Y otro que ya puso el grito en el cielo fue el senador Waldo Fernández, que de plano pidió reconsiderar la medida directamente al autor de la misma, el gobernador Samuel García.
Que para orgullo de nadie, el INE fue lapidario con su análisis del proceso electoral 2023-2024, pues encontró que la violencia simbólica contra las mujeres candidatas sigue presente en el día a día. El estudio revela que en medios y la red social X, la violencia simbólica prevaleció como la más recurrente en contra de las candidaturas de mujeres a todos los cargos de elección.