Que luego del debate, para cada bando en la contienda electoral la ganadora obviamente fue su respectiva candidata. Los de Va por México salieron a festejar al igual que los morenistas y adjuntos, aunque los de la 4T tuvieron la puntada de difundir números favorables a Delfina muy apresuradamente. Quizá haya sido la encuesta más rápida del oeste, condición por la cual muchos sospechosistas la percibieron cuchareada.
Que lo cierto es que, a falta de “fogonazos” contundentes en dicho encuentro bien llevado por el IEEM, -vamos, ni siquiera se exhibió alguna de las clásicas cartulinas con imágenes o gráficos reveladores de algún “pecado” del contrario- la sensación que quedó fue la de un empate. Ambas se igualaron hasta en el lenguaje corporal que transmitía nerviosismo y falta de convencimiento propio: con la mirada baja la mayor parte del tiempo y las manos ocultas en su respectivo atril.
Que da en el tintero la situación de la mayoría de los invitados especiales que, advertidos claramente de guardar la compostura, se brincaron la norma establecida y solo les faltó llevar matraca. Mal ejemplo de civilidad para la ciudadanía.
Que en cambio, en eso del colmillo sus equipos se pintan solos. No perdonaron ni un “cese al fuego” temporal con motivo del encuentro en el salón de sesiones del Instituto Electoral. Ayer mismo, Horacio Duarte tuvo que desmentir un documento que usurpaba la identidad del equipo de comunicación de Delfina convocando a una supuesta conferencia de prensa que buscaba hacer quedar mal a los de la 4T ante los medios, que se quedarían plantados si mordían el anzuelo. No es difícil adivinar de dónde vino la invitación “fake”.
Que por otro lado, hubo múltiples denuncias ayer en redes sociales exponiendo otra invitación, pero de distinto tipo: vía telefónica llegaban llamadas y mensajes del número 5599601254, diciendo "Estimado beneficiario, acude a ver el debate de la maestra Delfina en la plaza 3030, en Ecatepec de Morelos, al finalizar se te entregará tu apoyo, lleva tu credencial de elector." Demasiado torpe la estrategia, o muy burdo el truco… depende de quién haya sido el autor de esta ocurrencia.
