Que reza el refrán: “lo que no puedes ver, en tu casa lo has de tener”. Viene a cuento porque si bien es válida y urgente la crítica del gobernador Pablo Lemus Navarro a la parálisis del Congreso federal, que no aprueba una ley vital para impedir las desapariciones en las centrales camioneras, como sucede en Tlaquepaque, su desesperación expresada refleja el drama de miles de familias y señala a los legisladores de San Lázaro de no trabajar por la seguridad; sin embargo, en su propio estado el Congreso de Jalisco tampoco ha cumplido: tiene pendiente, a petición de la Presidenta Claudia Sheinbaum, homologar tres leyes clave: extorsión, seguridad pública y desaparición, que son la base legal local para actuar. La seguridad requiere que todos los diputados trabajen ya. La parálisis legislativa sigue cobrando víctimas.
Que en tiempos de polarización y violencia, el mensaje del cardenal de Guadalajara, Francisco Robles Ortega, en el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, no dejó de ser un jalón de orejas. Frente a las “penurias” y dificultades que reconoce con realismo, su llamado a la hermandad, al diálogo y a rechazar toda actitud de superioridad que desprecie al otro, es un recordatorio esencial. No se trata solo de un mensaje religioso, sino de un principio humano fundamental para reconstruir el tejido social: vernos como iguales en nuestra dignidad y vulnerabilidad, especialmente cuando más tentador resulta dividirnos. Una reflexión oportuna que trasciende credos.
Que el gobernador Pablo Lemus confirma que ya tiene definidos los cambios en su gobierno, pero va a posponerlos hasta después del presupuesto. Su decisión no es casual. Concentrar a todo su equipo en la negociación con el Congreso presiona indirectamente a los diputados y evita distracciones o roces internos que podrían afectar el crucial voto del lunes. Es una jugada con chanfle político: asegurar el presupuesto proyecta estabilidad; luego, los cambios podrán leerse como una renovación planificada, no como una reacción a la presión legislativa. Es que en política, el orden de los factores sí altera el resultado.
