Política

Un año más de cinismo, destrucción y pillaje

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Es inveterado el autoelogio de los gobernantes. Algunos lo han hecho con cierta moderación, y otros con total desmesura, falsedad y desvergüenza, haciendo promesas y afirmaciones que no pueden ni creerse. Recordemos al cínico que se burlaba de sus “mascotitas” diciéndoles que ya tenían los mejores servicios de salud del mundo, mientras morían miles de ellas como piojos en los hospitales públicos, como siguen muriendo; o que había acabado con el huachicol, mientras sus colaboradores más cercanos lo traficaban en gigantescas embarcaciones; o que había acabado con la corrupción, cuando ésta brotaba a borbollones como sigue brotando en todas partes; y así, ad nauseam.

Tenemos aparentemente un nuevo gobierno y siguen las mismas mentiras y tracaladas, pero ahora con aroma de mujer. No hay rectificación alguna. Todo es jauja, “vamos requetebién”.

Las “mañaneras” en Palacio Nacional no han sido espacios informativos ni ámbito para responder a cuestionamientos periodísticos, sino una grosera simulación en donde ahora su Graciosa Majestad (como hacía su amo y protector) habla de todo y no responde a nada. Holgada o presionada, derrocha simplismo, miente sin sonrojarse y elogia y encubre a quien la puso donde está y a los maleantes que la sostienen.

Parece increíble que en tan sólo un año de gobierno haya consumado la destrucción (iniciada por su amado Tartufo) de las principales instituciones nacionales, democráticas y republicanas, y que ahora desproteja a los ciudadanos frente a los abusos de los funcionarios públicos con la que deberá llamarse: Ley de Amparo Gubernamental, ¡y sigue la perversa reforma electoral!

Carece de honor y credibilidad el gobernante que incumple su deber principal y traiciona flagrantemente un compromiso solemne. Pues Claudia Sheinbaum, poco antes de protestar su cargo, se comprometió a renunciar como militante de Morena para gobernar en beneficio de todos los mexicanos, como se lo exige la ley. Sin embargo, desde sus “mañaneras” ha sido pertinaz encubridora de cuantos desmanes y delitos vienen cometiendo sus más conspicuos cuatroteros (como Adán Augusto) así como de los que están a cargo de su siniestro antecesor; y, simultáneamente, difama y calumnia a disidentes, dejando correr las injurias, persecuciones y censuras hechas por funcionarios de su pandilla sediciosa en contra de periodistas y ciudadanos indefensos.

Y no se me acuse de cometer violencia política en razón de género por afirmar que es una vergüenza nacional que esa sea la primera mujer que ocupe la Presidencia. Recordemos que aceptó la humillación de ser usada por Tartufo como vil corcholata y, por ello, ahora le sirve de tapadera.

Cuando los ciudadanos no le teman al gobierno, éste le temerá a los ciudadanos, porque los rufianes sólo anidan en las trincheras vacías.


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Diego Fernández de Cevallos
  • Diego Fernández de Cevallos
  • Abogado y político mexicano, miembro del Partido Acción Nacional, se ha desempeñado como diputado federal, senador de la República y candidato a la Presidencia de México en 1994. / Escribe todos los lunes su columna Sin rodeos
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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