Política

La diferencia

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Esta pandemia incrementó el permanente debate sobre el hacer y el deber hacer de los empresarios y del gobierno.

Obliga a las partes a privilegiar con honestidad y talento el bien de la sociedad, porque México a todos nos necesita y todos necesitamos a México.

Pues, a pesar de los discursos conciliatorios —ellos ofreciendo grandes inversiones y el gobierno reiterándoles amor eterno, con tamales en Palacio— no cesan las injurias del Presidente contra aquellos, así como la cancelación arbitraria de obras privadas multimillonarias y las amenazas a los que no se pliegan a sus caprichos; no acepta las cifras oficiales ni lo que le dicen sus colaboradores, porque él tiene “otros datos”, no escucha las propuestas empresariales y de la sociedad. Su necia distorsión de la realidad es la ley.

Lo cierto es que están yuxtapuestas ideologías irreconciliables y que este Presidente y el empresariado se aborrecen, se repelen y se desconfían. Hay excepciones, pero solamente son aparentes, circunstanciales y efímeras. Unas, son consecuencia de legítimos intereses que por responsabilidad social los empresarios deben defender; otras, por el pasado que algunos quieren dejar impune.

Ojalá no claven el último clavo en el ataúd que espera a una economía con mínimos signos vitales. La caída empresarial y el fracaso del gobierno a todos nos arrastraría, llevándose por delante a los pobres.

Debería aprender el Presidente de la entrevista de un ex guerrillero (revolucionario de verdad, no charlatán) presidente de Uruguay de 2010 a 2015, José Mujica, que al ver una tumba dijo:

“Este viejito se murió, es un burgués poderoso, con 96 años fundó una fábrica con 80 y pico de millones de dólares, cuando vio que se iba a morir dijo a sus hijos: no vayan a parar la fábrica por el duelo”.

Periodista: “Veo que usted no criminaliza a los empresarios como a veces hacen sectores de la izquierda”.

JM: “No, no, gente como ésta resuelven los problemas y yo no tengo capacidad ni fuerza para poder resolver, si algún día hay fuerzas que los puedan suplantar con ventaja vamo arriba, pero si no, va patrás; yo soy socialista pero no quiero ser bobo, porque después, por querer repartir, si exprimo demasiado, tengo menos pa repartir; hay enfermedades inteligentes: la sífilis nunca mata a la víctima porque si la mata no tiene de qué vivir, entonces, el que trabaja y capitaliza él va a hacer plata, pues yo le tengo que cobrar impuestos pa repartir”.

El periodista: “¿Está haciendo un paralelismo entre el capitalismo y la sífilis?”

JM: “Ambas son enfermedades, la sífilis evitable, el capitalismo por ahora no es evitable, hay que funcionar con él”.

Los errores y limitaciones de Mujica no impiden que se le reconozca como un socialista inteligente.

Aquí gobierna un depredador que no es socialista ni inteligente.

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Diego Fernández de Cevallos
  • Diego Fernández de Cevallos
  • Abogado y político mexicano, miembro del Partido Acción Nacional, se ha desempeñado como diputado federal, senador de la República y candidato a la Presidencia de México en 1994. / Escribe todos los lunes su columna Sin rodeos
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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