Política

¡Ánimo, ciudadanos, ánimo!

Escuchar audio
00:00 / 00:00
audio-waveform
volumen-full volumen-medium volumen-low volumen-mute
Escuchar audio
00:00 / 00:00

Sus largas y viperinas lenguas terminaron ahorcándolos. Me refiero a dos “hermanos” cuyos lazos no fueron de sangre pero estuvieron fraternizados por sus enfermas ambiciones y cínicas perversidades. Sus despojos se pudren en el mausoleo que ellos mismos construyeron con odios, latrocinios, crímenes y traiciones. En el PRI-MOR (alias Morena) hay duelo.

En días pasados, Joaquín López Dóriga recuperó videos en los que aparece uno de esos truhanes (como presidente de México) asegurando que en el pasado: “Se decía que el presidente no estaba enterado, que lo engañaban, que el presidente tenía buenas intenciones pero que sus funcionarios no lo ayudaban. Lo cierto —decía— es que el presidente de México tiene toda la información; todos los presidentes saben todo lo que sucede; el presidente de México se entera de todo y no hay un negocio jugoso que se haga sin el visto bueno del presidente. Para que quede claro: si hacen una transa grande, grande, grande es porque el presidente lo permitió. Las transas que se pudiesen realizar si nosotros no cumpliésemos con la obligación de gobernar, esas transas llevarían el visto bueno del presidente, aunque no firme”.

Pues las transas grandes, grandes, grandes y saturadas de corrupción que hubo durante su sexenio ya están a la vista de todos, como los 13 mil millones robados a Segalmex y recientemente los cientos de miles de millones del huachicol fiscal, por mencionar sólo dos. Por eso el rufián se calla y se oculta aterrorizado en el único lugar en el que pudo ser recogido y del que nunca debió salir: La Chingada. Eso sí, custodiado por soldados y con un centro de salud, un aeropuerto y un cuartel militar, recientes y a poca distancia. Lo raro es que nadie sabe dónde anda ese “pueblo bueno” que debería estarlo cuidando.

Su hermano Adán Augusto, el horrendo pero enamorado vampiro, lo secundaba en el caso de García Luna, diciendo de Calderón: “¡Claro que sabía! Ni modo que quien tenía la máxima responsabilidad del Estado no supiera. ¡Claro que sabía! y fue quien dio la instrucción. Habrá justicia no nada más aquí en la tierra, sino también habrá justicia divina”.

¿Y qué contesta ese murciélago al estar preso el que puso al frente de la seguridad pública de Tabasco, Hernán Bermúdez, que creó y encabezó el cártel asesino La Barredora, sufrido y denunciado por la población entera? Cobarde y cínicamente responde: “yo nunca sospeché ni me enteré de nada”.

Esas dos hediondas porquerías y las que brotan a diario en todos los ámbitos del gobierno federal evidencian que la siniestra 4T va en caída libre y se hunde rápidamente. Por eso los ciudadanos debemos cumplir cabalmente con el deber de alzar la voz y votar, para gozar lo antes posible los ritos y dengues originarios de su laico y vistoso funeral.

¡Ánimo, ciudadanos, ánimo! 


Google news logo
Síguenos en
Diego Fernández de Cevallos
  • Diego Fernández de Cevallos
  • Abogado y político mexicano, miembro del Partido Acción Nacional, se ha desempeñado como diputado federal, senador de la República y candidato a la Presidencia de México en 1994. / Escribe todos los lunes su columna Sin rodeos
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.