“No te estoy diciendo que va a ser fácil, te estoy diciendo que va a valer la pena”
Art Williams
Algunos especialistas sentencian, que los corredores con cada año que pasa, nos volvemos un minuto más lentos. Pensando desde la óptica de un corredor amateur que ha buscado vivir mejor tomando como asidero el deporte, la velocidad pasa a segundo plano. Y se vuelve secundaria, derivado de que la actividad física en sí misma otorga beneficios invaluables a nivel físico, mental y emocional: se convierte en un mecanismo para dormir mejor y tener una mejor digestión, ofrece un espacio de relajación y reflexión siempre necesario, y fortalece nuestro estado de ánimo y nos mantiene motivados, por mencionar solo algunos.
El Great North Run es un medio maratón que se lleva a cabo en Inglaterra desde el año de 1981. Es considerado el maratón que mayor número de corredores alberga en el planeta y se lleva a cabo cada mes de septiembre.
En la última edición, además de decenas de miles de historias de éxito, se escribió una que resulta extraordinaria, y que eclipsó la participación del gran Mo Farah, quien hizo de este evento su última participación profesional. El protagonista de ella es Bill Cooksey, un hombre de 102 años de edad que participó en la Segunda Guerra Mundial y que recorrió los 21 kilómetros en 5 horas y 41 minutos.
Ésta no es su única hazaña de esta índole. Al cumplir 100 años de edad, festejó corriendo diez millas a lo largo de un periodo de 10 días consecutivos. Para su cumpleaños número 101, decidió pedalear durante el tiempo necesario para recorrer mil 600 kilómetros.
La velocidad, como relaté al principio de este texto, se vuelve secundaria, ante el ejemplo sólido y contundente de un hombre que recorre una distancia realmente larga con un igualmente abrumador número de años a cuestas. Su determinación, disciplina y fortaleza física y mental nos recuerdan que nunca somos lo suficientemente adultos como para soñar e intentar.
Cuántas veces nos hemos descartado para intentar algo, no solo de índole deportiva. La lección que Bill nos otorga es que todo es posible, a pesar de que distintos elementos parezcan articularse en nuestra contra, entre ellos la edad.
Abastecimiento: El gran Eliud Kipchoge recibió el Premio Princesa de Asturias de los Deportes. Merecido reconocimiento para el corredor más grande de la historia.