Un tema que pocos políticos voltean a ver es el maltrato animal. Seguramente porque perros, gatos, caballos y demás especies que sufren, no votan ni aportan dinero para las campañas.
Tal vez hasta se llevarían una sorpresa si apoyaran la protección animal, pues se echarían a la bolsa a mucha gente.
Pienso que la mayor parte de las personas no está de acuerdo con la crueldad hacia esos seres vivos y que son minoría los humanos que los lastiman.
Desde el gobierno y las legislaturas se ha avanzado, pero sigue faltando mucho desde todos los frentes y eso nos incluye como ciudadanos.
Es un problema que todos observan, toleran, minimizan y normalizan.
Hace falta entender que es también uno de los orígenes de la violencia que flagela a la sociedad, porque un niño o joven que es capaz de matar a un inocente animal, será de adulto un asesino en potencia.
Es un factor que predispone la violencia social, pero también a la vez, una consecuencia de esta.
Se propone que el maltrato animal sea anticonstitucional. Es una de las 20 reformas planteadas por el presidente Andrés Manuel López Obrador y que muchos tachan de electoreras y mediáticas, pero otros consideran de gran impacto positivo.
En este tema en particular, plantea modificar la Constitución para incluir la protección y cuidado de los animales como parte de los planes de estudio en escuelas y para prohibir su maltrato.
Tamaulipas castiga con cárcel la violencia contra los animales, pero las penas se han quedado en la letra. Y ya basta.
Con la propuesta de AMLO se busca emitir una ley general que regule la protección de los animales y obligue al Estado a protegerlos, tratarlos adecuadamente y cuidarlos.
¿Demasiado hermoso para ser verdad? La última palabra la tienen los legisladores federales. A ver si la oposición no la rechaza por el solo hecho de venir del presidente.
Y hablando de diputados, pero ahora del Congreso local, muy bien se vio Nayeli Lara, de Morena, al proponer veterinarias públicas en el estado para atender a los animalitos sin hogar enfermos y violentados, pues los rescatistas de noble corazón no se dan abasto y necesitan recursos.