El maltrato animal ha escalado a niveles insospechados mientras el vacío de autoridad e impunidad en el tema parece no tocar fondo.
En días pasados, un par de gatos bebés fueron abandonados en una caja de cartón en plena avenida de Nuevo Laredo, con toda la intención de que perdieran la vida atropellados.
Debe estar muy enferma la mente de esa persona que fue capaz de llegar a ese extremo; nos pinta un ser humano potencialmente violento hacia quienes le rodean.
Esto sucede después de que en Matamoros, manos criminales de trabajadores del Taller Municipal sacrificaron a dos perritos indefensos con una inyección.
La madre y el cachorro. Que porque la perrita se ponía agresiva cuando alguien trataba de acercarse al pequeño.
María y Ángel, como activistas, llamaron a estos seres inocentes a quienes de manera cruel les arrebataron la vida; difícilmente tendrán justicia porque en Tamaulipas no hay interés por castigar la violencia contra los animales. La ley que existe para protegerlos es letra muerta.
Está también el caso del perrito que fue atacado por otro al interior de una casa en Miramápolis y estaba sangrando mientras sus dueños, que andaban de viaje, no permitieron que un conocido activista abriera la puerta para rescatar al animal herido, que se veía realmente mal.
Tuvieron que pasar largas horas para que, por fin, un familiar de los propietarios abriera la puerta y pudiera el can recibir la atención que necesitaba con urgencia, según se observó en las redes sociales.
Las direcciones de Protección Animal en Tampico, Madero y Altamira, vaya, en todo el estado, son un cero a la izquierda.
Un aparato burocrático que cuesta sostener con recursos públicos, porque cobran sueldos pero no rinden cuentas de su trabajo, que solo parece consistir en tomarse fotos.
Por fortuna, no todo son malas noticias. Cada vez más sociedad civil se suma a la noble labor de proteger a los seres sin voz.
Por ejemplo, se ha programado este viernes una “Noche de Vino con Causa” en el Restaurante Robino, para apoyar a SuBigkeiten Galant, lugar de rescate de animalitos de la calle. Una iniciativa plausible.