Cuando un poderoso huracán está por azotar la península de Florida, una mujer va en busca de su padre para ponerlo a salvo, encontrándolo gravemente herido en su casa, donde los dos quedan atrapados por la rápida inundación.
A medida que se agota su tiempo para escapar, descubren que la presencia del agua es el menor de sus problemas; la verdadera pesadilla es que los cocodrilos han ingresado a la vivienda y amenazan su vida.
Es la sinopsis de la película Infierno en la Tormenta, una ficción que puede convertirse en realidad si en el sur de Tamaulipas continúa la indolencia de las autoridades actuales para resolver la sobrepoblación de cocodrilos en Tampico, Madero y Altamira.
La sobrepoblación de los saurios ya está tomando proporciones muy delicadas, pero los gobiernos municipales actuales difícilmente querrán resolverlo porque ya se van.
Será una herencia nefasta que reciban los alcaldes electos Mónica Villarreal Anaya y Erasmo González Robledo.
Un problema que se dejó crecer porque pesaron más las obras de relumbrón.
Los cocodrilos no generan votos.
Hasta ayer iban 60 capturados en las calles del sur y los expertos han advertido que pueden volver a aparecer en playa Miramar porque a nadie le interesó el control de la especie.
Se dijo que había un censo y que sumaban 110 ejemplares, pero a estas alturas del partido nadie tiene la menor idea de cuántos cocodrilos hay en Tampico, Madero y Altamira.
Y la verdad, no se cree que en la zona haya alguien capaz de hacer un censo real y ajustado a las normas en la materia.
Mientras tanto, el problema crece, en plena temporada de huracanes, donde la naturaleza, caprichosa, un día de estos nos puede dar una desconocida.
Porque, seamos serios, no podemos seguirle apostando a los favores de los extraterrestres para salvarnos de la furia de un ciclón.
Si unas horas de lluvia generan caos y ponen a estos animales en patios, avenidas, banquetas y áreas comunes, ¿qué pasará ante el impacto de un huracán?
Su presencia fuera de su hábitat es un serio riesgo para propios y extraños.
Pero para las administraciones municipales ha sido más cómodo dejar pasar el problema.