Hoy abordamos el libro Nueve escritoras mexicanas nacidas en la primera mitad del siglo XX y una revista, una edición del Colegio de México y el Instituto Nacional de las Mujeres, del año 2006, coordinada por Elena Urrutia.
El libro describe el contexto histórico y el momento que vivía la literatura en las primeras cinco décadas de siglo pasado. Se enfoca en la obra de nueve mujeres que escribieron sus nombres en sendos textos de cuento, poesía y novela, para entrar en las listas de escritoras mexicanas con pleno reconocimiento a su obra.
Con un capítulo por autora, los colaboradores analizan la obra de Josefina Vicens, Luisa Josefina Hernández, Amparo Dávila, Inés Arredondo, María Luisa “La China” Mendoza, Julieta Campos, Beatriz Espejo, Aline Pettersson y Esther Seligson. Ellas y sus obras son presentadas a su vez por otros autores como Sandra Lorenzano, Edith Negrín, Ana María Gomíz, Danubio Torres Fierro y José María Espinoasa, entre otros, y como colofón, la revista literaria femenina Rueca, con una contribución de Carmen Toscano y la propia Elena Urrutia.
Las escritoras de esa generación de mujeres que nacieron entre 1900 y 1950 reconstruyen las emociones humanas. Todas aportaron algo para más de un centenar de escritoras que siguieron sus pasos aun sin saberlo.
Lo que sí es sabido es que fue hasta mediados del siglo XIX que el mundo de la literatura comenzó a acoger, de una forma u otra, obras escritas por mujeres (habría que recordar los seudónimos con nombres masculinos, las autorías anónimas, la inicial con el apellido del cónyuge, etcétera), así que las nacidas en la primera mitad del siglo XX tuvieron apenas unas pocas décadas para posicionarse como hasta hoy lo están realizando nuevas generaciones, maravillosas, de escritoras.
Ellas, cualquiera, la que elijamos de esa lista de entre las nueve mujeres escritoras, aportó tinta y páginas para que casi un siglo y medio después, más de la mitad de las ventas, por ejemplo de 2020, de las 50 obras más populares correspondieran a escritoras, frente a 35% de autores varones.
El talento, la imaginación y los buenos oficios tampoco son cuestión de género. Nos falta mucho por ver en la literatura con las nuevas tendencias, como las corrientes LGBT o Queer, o la ciberliteratura, creada a partir de algoritmos digitales, que, incluso, ahora “escriben” y “crean” diseños con un click.
Eso, más lo que se acumule.
Celeste Ramírez