En el poema “La novia de Corinto”, Johann Wolfgang von Goethe (Alemania 1749-1832) escribe “De la tumba voy a salir / a buscar el novio ausente / al amante que perdí, / y de su corazón la sangre consumir. / Cuando él yaciente esté / a buscar otros iré / y así mi sed en un joven extinguir.”
Goethe expone elementos inseparables del terror, encontramos la muerte, lo sobrenatural y —un tema recurrente en la historia de la literatura fantástica y de lo terrorífico— el vampirismo. Encontramos también la narrativa de lo gótico —además de la representación de lo lúgubre y de la refinada belleza, las agresiones diabólicas o infernales y el erotismo — tópicos siempre presentes en este género.
En la antología Malas. Relatos de mujeres diabólicas, de Martha González Megía, (2008), editorial Lengua de trapo, España, se ofrece una minuciosa selección de cuentos y relatos sobre la presencia femenina en las historias de terror de los más afamados autores de la literatura universal.
“Desde sus albores, la literatura, al igual que otras artes, ha utilizado lo femenino como inspiración, a la mujer como instrumento de comunicación e intercambio entre los varones. En la mayoría de las sociedades del mundo occidental los únicos que sabían escribir eran hombres y son ellos los que han establecido las reglas, situando pocas veces el yo narrativo en boca de una mujer. Muy al contrario, se ha utilizado su imagen como fetiche y su belleza ha sido el objeto de la manifestación literaria”, escribe en el prólogo Marta González Megía.
En Malas. Relatos de mujeres diabólicas, los cuentos seleccionados tienen en su profundidad la imagen de la mujer como un ser incomprensible que provoca admiración y terror. Encontramos personajes femeninos, principales o secundarios, encasillados en la maldad. Además del eterno enfrentamiento entre el bien y el mal y sus consecuencias, el castigo de lo sobrenatural.
En estos cuentos —se lee en la reseña literaria de la edición— son un aquelarre de vampiras, “bestias impúdicas”, de estatuas infernales y seres mágicos o simplemente de mujeres con carácter que transitan destruyendo la vida de los incautos —léase de los hombres— y quienes con su actuar ha trasgredido las buenas maneras de la sociedad.
Estos personajes femeninos que con su presencia inerte han fundamentado toda una historia de la literatura fueron construidos por los más famosos expositores del género fantástico, gótico y de terror, como ETA Hoffmann, Theóphile Gautier, Walter Scott, Edgar Allan Poe, Guy de Maupassant, Hawthorne, Emile Zola, Charles Dickens, Gustavo Adolfo Bécquer, Emilia Pardo Bazán, Alexandre Dumas y Bram Stoker.