Acostumbrados a siempre culpar a alguien, bien educados por el fundador y líder del movimiento, Andrés Manuel López Obrador, el morenismo en pleno ha hecho en estos días lo que sabe hacer. Todo es siempre culpa de otros.
El comunicado de los senadores de Morena emitido el miércoles es una joya en ese sentido. Cito algunos párrafos: “Las y los senadores del grupo parlamentario de Morena en el Senado respaldamos firmemente a nuestro coordinador, el senador Adán Augusto López Hernández, ante el golpeteo mediático orquestado desde la oposición y los medios a su servicio, ya que en un evidente nado sincronizado han calumniado y difundido noticias falsas para intentar desprestigiar su persona desde hace algunos días”.
Puede usted reírse. Porque todas, absolutamente todas las acusaciones a las que se refieren los senadores en su carta están hechas, por ejemplo, por un gobernador morenista, el hermano morenista del más importante presidente morenista, un par de fiscalías morenistas, unos documentos de la Secretaría de la Defensa Nacional bajo el morenismo.
Ando buscando a la orquestadora oposición y nomás no la encuentro.
En una cosa se acercan a tener razón: “Lo que existe es una intención evidente para debilitar el proyecto transformador sembrando división y desconfianza”. Sí, esa intención, queda clara, viene de allá adentro, de morenistas y tabasqueños.
Los senadores de Morena siguieron el ejemplo de su “lideresa” —soy generoso— Luisa María Alcalde, que ya había defendido al ex secretario de Gobernación en una conferencia de prensa: “¿Pero él (Adán Augusto) salir a aclarar qué? (…) ahí yo lo que entiendo, el que está investigado es el que era secretario de Seguridad y hay toda una investigación al respecto. Quien debe informar pues es quien lleva la investigación…”.
Según leo en algunos portales de noticias, también dijo Luisa María que lo que está pasando no daña la imagen del partido, que al contrario… Estoy seguro de que eso es un error o mala fe de algún medio, maldita oposición; Luisa no pudo haber dicho eso.
En el mayor lío intramorenista tal vez habría que cambiar de guion. Tantos vivas para Adán Augusto —por cierto, ¿dónde anda?— pueden salir caros.
No vaya a ser que se descubra que, ni modo, algo sabía Adán Augusto de lo que hacía su secretario de Seguridad. O que de alguna manera él se benefició. Y en tiempos difíciles como los que se viven, pues siempre es bueno tener un cartuchito que quemar.