Maldita la hora en que se confundió la popularidad con las elecciones y la responsabilidad de gobernar. Eso deben estar pensando en Morelos, el estado que compite mes a mes por los primeros lugares en homicidios dolosos, tomado por el crimen organizado, extorsionado hasta el hartazgo.
Apenas estos días en Cuernavaca un enfrentamiento dejó 10 muertos, dos policías entre ellos, al mismo tiempo que Cuauhtémoc Blanco, sí, el que oficialmente es el gobernador del estado, jugaba un partido de futbol, eso sí, lo suyo, en Ciudad de México. ¿Por qué no?
Durante la semana del 9 al 15 de octubre, en Morelos hubo por lo menos 20 homicidios dolosos. Al final de esa semana, Cuauhtémoc Blanco lloraba por haber entrado al Salón de la Fama de futbol, en un evento en Pachuca, Hidalgo.
Hasta el fin de septiembre se habían registrado en el estado 930 homicidios, poco más de tres diarios. El año terminará como el más violento en la historia del estado. De las fotos y los mensajes de los grupos criminales, ni para qué hablamos.
En fin, no hay sorpresa cuando se confunde la popularidad del campo de futbol o la tele con la responsabilidad o la capacidad de gobernar. Miren a Argentina o volteen a nuestra Conade, y no solo en este sexenio.
Uno entiende la tentación. Las ganas de ganar una elección. Es más, se conoció el contrato que el PSD —el partido original del Cuau— había firmado con el jugador a través de su representante para que fuera candidato. Pero el ejemplo de Blanco debía ser suficiente. O no.
El líder del partido de lo nuevo, ese que no quiere nada con la vieja política, ese que detesta las maneras de los otros partidos, ha vuelto a invitar a Roberto Palazuelos como candidato. Okey. Ya lo intentó para la gubernatura de Quintana Roo y pues no lo logró. Ahora lo quiere en el Senado donde, sin duda, será menos peligroso, pero aun así.
Patricia Mercado escribió ayer: Una cosa es que existan diferencias en ideas puntuales al interior de las fuerzas políticas y otra cosa es que se le entregue un espacio a una persona que ha confesado crímenes en televisión, que ha amenazado con ‘ajuste de cuentas’ a una ex trabajadora, que por décadas se ha ufanado de beneficiarse con tráfico de influencias y abusos de poder”.
No sé, Patricia. Algo le ve Dante, genio de la política contemporánea. Piénsalo.