La más reciente machincuepa de los partidos políticos, la del Partido Verde Ecologista de México (no se rían, así se llaman) con Morena rumbo a la elección de gobernador en Coahuila es tan solo una muestra más, ni de lejos la única, de la absoluta disfuncionalidad de nuestro sistema de partidos.
Pequeño resumen, aunque para Coahuila siempre es mejor leer a Javier Garza: La construcción de una candidatura única en la alianza que gobierna el país, Morena, PT, Verde, se complicó. Ricardo Mejía, que se sentía el elegido por estar en las mañaneras, se enojó con la decisión del partido de nombrar a Armando Guadiana como candidato y convenció al PT. Unas siglas menos.
El político local Lenin Pérez, del partido local UDC, no quiso ir con Guadiana y Morena y convenció al Partido Verde de ir solos. Dos siglas menos. Pero el Verde, siempre vivaracho, ya comenzó a negociar sus lugares para 2024 y le quitó el apoyo hace unos días.
Ahora un poco de historia: En diferentes momentos de su vida, Mejía ha pertenecido al PRI, al PRD, a MC, a Morena y ahora es del PT. Es más: fue diputado federal representando a Guerrero, que, según recuerdo, está a algunos cientos de kilómetros de distancia del estado que ahora quiere gobernar.
Lenin Pérez tiene larga historia en la UDC, pero, cómo no, ocupó un lugar en la bancada del PAN en la Legislatura de inicios de este sexenio. Ahora, nos dijo, es del Verde (o era, vaya usted a saber).
Más normal para estos tiempos es la trayectoria de Armando Guadiana, alguna vez en el PRI para después volverse morenista. Insisto, la trayectoria de estos personajes no es exactamente anormal en nuestro sistema de partidos, para la mayoría de nuestros políticos es la norma.
Pocas chambas para un político son más cómodas que estar en la dirigencia de un partido pequeño en México. Se trata de sentarte a negociar con alguno de los grandes las listas de diputados y senadores y algunas alcaldías para mantener tu cinco o nueve por ciento que te va a dar buen dinero para mantener la oficina y tu salario. Si tienes mucha suerte, alguno de los enojados con otros partidos te dará una gubernatura (pero entonces hay que gobernar, qué flojera).
Nada de esto tiene que ver con propuestas específicas y diferenciadas para los votantes en identidades partidistas que agrupen intereses de ciudadanos.
Los partidos que algunos llaman “bisagra” no son más que negocios. Y todo indica que cada vez habrá más de esos.