La mayoría de las encuestas señalan que el día de mañana el Partido Republicano recuperará la Cámara de Representantes, que podría ganar algunos estados clave y otros puestos locales que podrían significar cambios profundos en la democracia estadunidense en los próximos años.
Porque no ganará el Partido Republicano —ese cada vez más desdibujado— sino el trumpismo vestido de republicano.
Todo indica, además, que poco tiempo después de la elección Donald Trump anunciará el inicio de su campaña para volver a competir por la presidencia dentro de dos años.
Todo esto asegura dos años de peor polarización, el inicio de procesos de juicio político contra Joseph Biden anunciado por varios republicanos, la consecuente crisis política, todo en medio de una situación económica por lo menos incierta, por lo más peligrosa.
En este escenario, los mayores perdedores serán los migrantes.
Porque buena parte de los ganadores de mañana habrán hecho campaña en contra de los migrantes con falsedades y ataques racistas y xenófobos. Como reportó ayer The New York Times, un estudio de America’s Voice, un grupo de apoyo a migrantes, en esta temporada electoral ha habido más de 400 anuncios de televisión de candidatos uniendo el fenómeno migratorio en la frontera norte con la crisis de uso de fentanilo y culpando a los migrantes por ello. En anuncios de campaña relacionados con la migración —por supuesto, oponiéndose a ella— los republicanos gastaron quince veces más dinero en sus campañas: 119 millones de dólares contra 8 millones de los demócratas.
El discurso trumpista antimigración, antimexicano, inaugurado desde el día que anunció su primera campaña con todo y muro fronterizo, ha inundado las campañas locales y llevará a muchos de esos seguidores a escaños en la Cámara de Representantes y puestos en gobiernos locales. Los demócratas han abandonado el tema porque se saben derrotados frente a los electores.
El resultado seguirá imposibilitando, como desde hace tanto tiempo, cualquier solución sensata y humanitaria respecto al fenómeno migratorio —incluidos, por ejemplo, los dreamers— y, seguramente, más hostilidad local y en la frontera contra los migrantes. Ellos serán los mayores perdedores en la elección de mañana y, por como se ve la cosa, lo seguirán siendo varios años más.
@puigcarlos