El presidente Andrés Manuel López Obrador hizo ayer en la Casa Blanca lo que había prometido hacer y lo que se debía hacer. Pidió aumento en las visas de trabajo temporal y legalización de los millones de mexicanos indocumentados que viven, trabajan y pagan impuestos en Estados Unidos:
Propuso “ordenar el flujo migratorio y permitir la llegada a Estados Unidos de obreros, técnicos y profesionales de las distintas disciplinas, mexicanos y centroamericanos con visas temporales de trabajo para asegurar que no se paralice la economía por falta de mano de obra (…). Asimismo, es indispensable, lo digo de manera sincera, respetuosa, regularizar ya y dar certidumbre a migrantes que desde hace varios años trabajan honradamente y contribuyen al desarrollo de esta gran nación. Sé que sus adversarios, los conservadores, van a pegar el grito en el cielo, pero sin un programa atrevido de desarrollo y bienestar no será posible resolver los problemas ni conseguir el apoyo del pueblo. Frente a la crisis, la salida no está en el conservadurismo, sino en la transformación, actuando con arrojo, transformar, no mantener el statu quo”.
Bien dicho, pero nada de eso sucederá. No está el horno para bollos en Washington y esas decisiones las toma en su mayoría el Congreso, cuya mayoría demócrata está armando el caso de cómo Donald Trump en su locura trató de impedir la certificación de la elección de Biden para ver si el Departamento de Justicia se atreve a iniciar proceso judicial en su contra. Ayer, por cierto, casi a la misma hora que AMLO veía a Biden, hubo una nueva y reveladora sesión del comité.
Lo que sí seguirá pasando son las olas migratorias desde México y otros países rumbo a EU y pasando por nuestro territorio.
El asunto con pedir lo imposible, por más que traiga muchos aplausos, es que en muchas ocasiones se convierte en el mejor pretexto para no hacer lo posible, aunque sea menos.
Haber pedido lo imposible es un buen pretexto para la próxima vez que se encuentre un tráiler de la muerte, para la próxima vez que el Ejército encierre y persiga migrantes, para la próxima vez que alguien se muera en el desierto, o el río, para cuando veamos nuestras ciudades fronterizas pobladas de migrantes en campamentos desastrosos.
Cuando algo así suceda, que, ni modo, lamentablemente sucederá.
Pues es que nosotros propusimos la transformación, dirán los mexicanos; es que nosotros eso queremos, dirán los demócratas. Y así.
Carlos Puig
@puigcarlos